El profesor Ángel Prior Olmos, con quien he venido compartiendo muchas actividades de docencia y de investigación desde hace ya más de dos décadas, tiene un doble motivo de satisfacción: en el mes de julio ha sido nombrado catedrático de Filosofía de la Universidad de Murcia y al mismo tiempo ha visto publicado su último libro: Voluntad y responsabilidad en Hannah Arendt (Madrid, Biblioteca Nueva, colección Biblioteca Saavedra Fajardo de Pensamiento Político, 2009, 206 p.).
A estos dos motivos de satisfacción hay que añadir un tercero: junto con el profesor Ángel Rivero, de la Universidad Autónoma de Madrid, está coordinando la organización del Congreso internacional La filosofía de Ágnes Heller y su diálogo con Hannah Arendt. Este congreso se celebrará en Murcia, del 13 al 15 de octubre de 2009, con la participación de la propia Ágnes Heller, y ha recibido ya numerosas ponencias y comunicaciones procedentes de diversos países de Europa y de América.
Ángel Prior había publicado ya un libro sobre Ágnes Heller (Axiología de la modernidad. Ensayos sobre Ágnes Heller, presentación de Jacobo Muñoz, Madrid, Cátedra, 2002), y ahora acaba de publicar este otro sobre Hannah Arendt, así que es la persona idónea para coordinar un congreso en torno a estas dos filósofas.
El libro sobre Hannah Arendt, como dice el propio autor, ha sido el fruto de varios años de trabajo. En él ha acabado cristalizando la dilatada labor de investigación realizada en torno a la obra de Hannah Arendt, y plasmada previamente en diversos cursos, ponencias y artículos.
La originalidad de este libro consiste en centrarse en un aspecto fundamental de la obra de Hannah Arendt, que sin embargo había sido poco estudiado hasta ahora: la cuestión de la voluntad, a la que Arendt dedicó la segunda parte de su última e inacabada obra: La vida del espíritu. Ángel Prior aborda esta cuestión a partir de las dos razones aportadas por la propia Arendt: por un lado, la necesidad de afrontar el problema de la “banalidad del mal”, tal y como se le presentó a la autora cuando redactó su célebre y polémica crónica Eichmann en Jerusalén; por otro lado, la necesidad de repensar la relación entre vita activa y vita contemplativa, como dos dimensiones inseparables de la condición humana, y tambien la relación entre las diferentes facultades o actividades del bios theoretikós: el pensamiento, la voluntad y el juicio.
Pero el libro de Ángel Prior es mucho más que un estudio sobre un aspecto parcial de la obra de Arendt. Porque, a partir del problema de la voluntad, el autor revisa todo el pensamiento de esta gran filósofa del siglo XX, y reinterpreta algunos aspectos esenciales del mismo, como la cuestión del totalitarismo, el problema del mal y de la responsabilidad, la necesidad de repensar el sentido de la moralidad y de una posible ética del bien, la relación entre voluntad, libertad y política (más allá del concepto de soberanía), y, por último, el papel de la filosofía y, en general, del bios theoretikós como una dimensión esencial de la vida humana.
Basta recorrer las abundantes notas y la extensísima bibliografía, para comprobar que Ángel Prior ha realizado un trabajo muy riguroso y muy bien documentado, en continuo diálogo con los más destacados estudiosos e intérpretes de la obra de Hannah Arendt.
Terminaré con unas palabras de Hannah Arendt (recogidas en la antología De la historia a la acción, Barcelona, Paidós, 1995, pp. 29-30) y citadas por Ángel Prior (p. 167, n. 163), porque creo que resumen muy bien el pensamiento de esta filósofa (o de esta “teórica de la política”, como ella prefería denominarse):
“La comprensión no tiene fin y por lo tanto no puede producir resultados definitivos; es el modo específicamente humano de vivir, ya que cada persona necesita reconciliarse con el mundo en que ha nacido como extranjero y en cuyo seno permanece siempre extraño a causa de su irreducible unicidad. La comprensión comienza con el nacimiento y finaliza con la muerte. En la medida en que el surgimiento de los gobiernos totalitarios es el acontecimiento central de nuestro tiempo, entender el totalitarismo no significa perdonar nada, sino reconciliarnos con un mundo en que cosas como éstas son simplemente posibles”.
Última actualización: julio_2009 14/09/2009 14:17