Durante los días 5 a 9 de noviembre de 2012, se ha celebrado en Santiago de Chile el IV Congreso Iberoamericano de Filosofía. Convocado por la Sociedad de la Enciclopedia Iberoamericana de Filosofía, ha sido organizado conjuntamente por la Facultad de Filosofía de la Pontificia Universidad Católica de Chile, que es privada, y la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile, que es pública.
Como en las tres ocasiones anteriores, este Congreso ha reunido a varios cientos de filósofos y filósofas de habla española y portuguesa que residen y trabajan a ambos lados del océano Atlántico: España, Portugal y la veintena de países de América Latina y el Caribe. En esta ocasión, el Congreso ha tenido unas dimensiones enormes y una elevada participación: 5 mesas plenarias, 12 foros de debate, 29 simposios, 26 secciones temáticas y 16 presentaciones de libros y revistas.
El I Congreso fue organizado por el Instituto de Filosofía del CSIC (Madrid), la Universidad de Extremadura y la Facultad de Filosofía de la Universidad Complutense de Madrid, y se celebró del 21 al 26 de septiembre de 1998, los dos primeros días en Cáceres y los tres siguientes en Madrid. El II Congreso se celebró en Lima (Perú), en la Pontificia Universidad Católica del Perú, del 12 al 16 de enero de 2004. El III Congreso se celebró en la ciudad de Medellín (Colombia), en la sede de la Universidad de Antioquia, del 1 al 5 de julio de 2008, con el lema “Pluralismo”.
El lema de este IV Congreso ha sido “Filosofía en diálogo”. Los organizadores han querido promover el diálogo en un triple sentido: en primer lugar, el diálogo entre los diversos filósofos, corrientes intelectuales y tradiciones culturales de la comunidad iberoamericana; en segundo lugar, el diálogo de la filosofía con las otras disciplinas científicas y humanísticas, habida cuenta del carácter cada vez más interdisciplinar de los saberes contemporáneos; y, en tercer lugar, el diálogo con los asuntos que se debaten en el espacio público y que preocupan a los ciudadanos en la vida cotidiana, como es el caso del derecho a la educación y de su preservación como servicio público.
El acto inaugural -que incluyó unas palabras de bienvenida por parte de los organizadores, una actuación musical por parte del grupo Barroco Andino, la primera mesa plenaria (dedicada a analizar la situación actual de las universidades en Argentina y Chile) y un cóctel al aire libre- se celebró el lunes 5 por la tarde, en el Museo de Arte Contemporáneo (MAC) de la Universidad de Chile, situado en el Palacio de Bellas Artes, en pleno centro de la ciudad. Las demás actividades del Congreso se desarrollaron en el Campus de San Joaquín, perteneciente a la Universidad Católica y situado a las afueras de la ciudad.
Yo presenté una ponencia titulada “Animal político: Aristóteles, Arendt y nosotros”, en el marco del Simposio Arendt en diálogo con los desafíos de hoy, que se celebró los días 6 y 7 de noviembre, y que estuvo coordinado por María José López (Universidad de Chile) y Cristina Sánchez (Universidad Autónoma de Madrid). Hubo cuatro mesas redondas, dos de mañana y dos de tarde, en las que participamos trece ponentes: Wolgang Heuer (Universidad Libre de Berlín), Ángela Lorena Fuster (Universidad de Barcelona), Dora Elvira García (Tecnológico de Monterrey, México), Antonio Campillo (Universidad de Murcia), Cristina Sánchez (Universidad Autónoma de Madrid), Fina Birulés (Universidad de Barcelona), Julio César Vargas (Universidad del Valle, Cali, Colombia), Juan José Fuentes (Universidad de Chile), Claudia Hilb (Universidad de Buenos Aires), Julia Urabayen (Universidad de Navarra), María Cristina Hurtado (Universidad Academia de Humanismo Cristiano, Chile), María José Guerra (Universidad de La Laguna) y María José López (Universidad de Chile).
El Simposio sobre Arendt fue uno de los más concurridos, tanto por el número de ponentes como por el de asistentes. Y debo decir que fue muy fructífero, porque la mayoría de los ponentes ya nos conocíamos -personalmente o a través de nuestros escritos-, y en todo caso conocíamos bien la obra de Hannah Arendt, que era lo que nos congregaba, y eso facilitó nuestros debates sobre las muchas facetas del pensamiento arendtiano y sobre su utilidad para comprender el tiempo presente.
También tuve ocasión de asistir a otras actividades del Congreso: además de la ya citada mesa plenaria inaugural, asistí al foro “La justicia distributiva en un mundo global” (en el que intervinieron el colombiano Francisco Cortés, el mexicano Gustavo Leyva y el español Juan Carlos Velasco) y al foro “Pensar en español” (en el que intervinieron el chileno Humberto Giannini, el español Francisco José Martín y el mexicano León Olivé).
Además, aprovechando el largo viaje a Chile (casi catorce horas de avión entre Madrid y Santiago, más otras cuatro horas de tren entre Murcia y Madrid), aproveché para viajar unos pocos días por el país, en compañía de algunos de los congresistas: Ángela Sierra, Cristina Sánchez, Wolgang Heuer, María José Guerra, Jorge Seca y, en los últimos días, José Mendívil. Antes del inicio del Congreso, visitamos la Patagonia chilena, en concreto el lago General Carrera (llamado lago Buenos Aires en la parte argentina) y el glaciar San Rafael. En los últimos días del Congreso, hicimos una visita rápida a Valparaíso y a la casa del poeta Pablo Neruda en Isla Negra. Y, por supuesto, también visitamos algunos barrios y monumentos de la capital, Santiago de Chile.
Lo más grato del viaje ha sido la compañía de los buenos amigos y amigas que he citado antes. Con ellos he compartido los debates del Congreso, la sublime experiencia del glaciar San Rafael, la excelente comida, los buenos vinos, la amena conversación y la honda preocupación por el retroceso que está experiementando España y, en general, Europa.
Por último, durante mi estancia en Chile, he conocido de cerca los efectos del régimen de Pinochet, una larga dictadura militar (1973-1990) que derrocó al gobierno democrático y socialista de Salvador Allende y a continuación impuso a sangre y fuego una economía salvajemente neoliberal, con el asesoramiento de los economistas de la llamada Escuela de Chicago. Ahora, casi todo está privatizado: sanidad, educación, transportes, etc. Sólo un tercio de los niños estudia en centros públicos, y los universitarios tienen que endeudarse con los bancos para poder estudiar, porque casi todas las universidades son privadas. Chile es hoy el país con mayor desigualdad social de toda América Latina. Y ése es el tipo de sociedad que el actual gobierno del PP quiere imponernos en España, con su salvaje política de recortes y privatizaciones.
Última actualización: noviembre_2012 16/11/2012 20:53
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