25 AÑOS. Esta página personal se creó los días 13 y 14 de marzo de 2020, al principio de la pandemia del coronavirus, a modo de testimonio, por si acaso. Ahora, casi 5 años después, la vida me ha deparado otra oportunidad especial para parar, descansar y hacer balance: el día 27 de diciembre de 2024 he cumplido 25 años de servicio como profesor universitario. Son muchas las reflexiones que hoy quisiera compartir, si bien no las he organizado ni sistematizado. Ahí van. La primera de ellas es que la de profesor universitario es una de las profesiones que muy posiblemente estén en mayor evolución, de forma que el entendimiento actual sobre qué es ser profesor en una Universidad pública española es bastante diferente al de hace un cuarto de siglo. En cualquier caso, tanto hoy como ayer es el único oficio cuyo contenido primordial es estudiar. No sé de otros oficios en los que se te pague por estudiar. Y eso es un privilegio. Pero un privilegio en peligro, porque hoy siento que las múltiples chorradas del oficio universitario impiden tener tiempo y serenidad para estudiar. La segunda de ellas es que posiblemente la materia más interesante para una persona como yo es el Derecho Constitucional. He disfrutado mucho, y espero seguir haciéndolo. Y, además, siento que puedo hacer mucho bien a mucha gente, máxime desde que me dedico a la Educación Constitucional con las Olimpiadas Constitucionales que fundé y con la Cátedra de Educación Constitucional de la que soy Director. Divulgar los valores y las reglas constitucionales entre la ciudadanía es lo máximo para mi. La tercera de ellas es que, gracias a la Universidad, he podido formar parte de la gran familia albornociana, el mayor regalo que a los hombres pudieran dar los cielos. La cuarta es que, gracias a la Universidad, he podido recorrerme el mundo publicando y dando conferencia: USA, México, República Dominicana, Panamá, Colombia, Perú, Argentina, Chile, Indonesia, Mongolia, China, Grecia, Polonia, Francia, Italia, Portugal y Reino Unido. La quinta reflexión es que la Universidad me ha deparado la oportunidad de conocer a muchas buenas personas, a las que quiero y admiro mucho. La sexta es que en la Universidad no eres nadie si no cuentas con gente que te apoye, te guíe y te dirija. Ningún logro es individual, sino colectivo. En todos los méritos que tengo sé muy bien quiénes han estado detrás facilitándomelos. Y en todos mis libros aparecen en mis agradecimientos las siguientes personas, pues la gratitud, como me enseñó el Rector Valdecasas, es patrimonio de las almas nobles: Ángel Garrorena, Giuseppe de Vergottini, Fernando Navarro Aznar, Isabel Casanova Aguilar, Esperanza Orihuela Calatayud, José Antonio Cobacho López y José María Poxuelo Yvancos. Y una última reflexión sería que, para sobrevivir 25 años en la Universidad, siempre hay que tener presente tres cosas: -tener un proyecto intelectual, es decir, el deseo de conocer... ¿qué hace un Parlamento nombrando cargos? ¿qué hemos inventado los españoles en materia de constituciones?, ¿quiénes fueron los grandes maestros del Derecho Constitucional español?, ¿cómo puedo hacer para que los niños y niñas como el mío y la mía puedan estudiar la Constitución en la escuela?, ¿cuáles son las modernas tendencias del Derecho constitucional?, ¿por qué no tener en un único libro toda la historia constitucional de Iberoamérica contada por profesores de cada uno de los respectivos países?, ¿cómo podemos contribuir al reconocimiento y promoción de los derechos de las víctimas de delitos?... -escuchar la música que te guste, que te relaje, que te apasiones y que ames. Yo la he encontrado. Tarde, pero la he encontrado, Y me campaña desde el 10 de junio de 2017 haciéndome híper feliz. Tus deseos puede ser que se hagan realidad!!!! -ese fragmento del Discurso de las Armas y las Letras del Quijote que les recito a mis estudiantes como regalo al recibirlos el primer día de clase: "Alcanzar alguno a ser eminente en letras le cuesta vigilias, hambre, desnudez, dolores de estómago, váguidos de cabeza y muchos otros males a estos adherentes: por este camino, áspero y dificultoso, cayendo aquí, levantándose acullá, llegan al grado deseado; el cual alcanzado, a muchos hemos visto gobernar el mundo desde una silla, trocada su hambre en hartura, premio justamente merecido a su virtud". Ea, pues eso.