====== Defensa del drag como expresión artística y cultural ======
Autor: Francisco Soto García
El drag se ha convertido en una parte fundamental del movimiento //queer// y ahora no es raro ver representación drag en el mainstream; sin embargo, este tipo de actividades se puede remontar incluso a los siglos XVI y XVII. Durante esta época, el teatro no se trataba solo de un factor de entretenimiento, sino que estaba muy fuertemente ligado a la Iglesia, y es por ello que solamente los hombres podían salir al escenario a interpretar obras de teatro. De esta problemática se sigue que los papeles femeninos debían ser interpretados por hombres. El nacimiento del término //drag// tiene también orígenes teatrales, pues hay dos posibles puntos de partida: la primera teoría defiende que este término surgió del verbo arrastrar (drag), ya que los vestidos femeninos que salían a escena solían ser largos y arrastrarse por el suelo, y la segunda teoría argumenta que el término //drag// es un acrónimo para la expresión //dressed as a girl//, en español, //vestido como una chica//.
El drag evolucionó durante el siglo XIX y sus espectáculos burlescos (muy presentes en Reino Unido), hasta llegar al siglo XX, donde el drag que conocemos hoy en día es consolidado. Este movimiento se expandió mucho más tras la revuelta de Stonewall, en 1969, cuando cientos de personas LGTB se lanzaron a la calle en manifestaciones por sus derechos tras una redada policial. En Nueva York, durante los años 70, se comenzó a expandir la cultura de los //drag ball//, eventos en los cuales los artistas drag presentaban sus mejores galas en una pasarela, para posteriormente ser juzgados y optar a distintos premios, dando lugar a las casas de drag y a la cultura del //ballroom//. En los años 90, salta a la fama la drag queen más reconocida en el panorama global, RuPaul, quien, en 2009, crea su programa de televisión //RuPaul's Drag Race//. Es este programa el que ha impulsado al drag en el mainstream más que nunca, haciendo de las drag queens que participan en el reality show figuras de fama internacional.
Con la internacionalización del drag viene la diversificación de opiniones, y es entonces cuando entra en escena el movimiento feminista radical. Este movimiento defiende que el drag es una cierta mofa a la mujer y a la feminidad, y se ha llegado a calificar como un atentado contra la figura de la mujer. Es por ello que en este ensayo voy a tratar de ensalzar el drag y su valor artístico y cultural, que va más allá de las concepciones del mismo como burla y misoginia.
Las drag queens se caracterizan por su polifacetismo, en los shows drag puedes encontrar desde cabaret, performance, música en directo o danza hasta monólogos, cine, moda... Todos estamos de acuerdo en que todo este tipo de actuaciones son formas de expresión artística clásicas. Entonces, si todo esto es considerado artístico, ¿por qué no lo va a ser cuando lo hace una drag queen, como defienden ciertos colectivos? Lo cierto es que a los artistas drag se les exige un gran nivel de creatividad elevado a lo grande, pues el drag consiste en tomar todas estas artes y elevarlas a un nivel de extravagancia para generar un factor sorprendente en sus shows. El drag supone la creación de un personaje que consiste en la expresión de la feminidad y la masculinidad del propio artista como persona, es una forma de expresión de los sentimientos más profundos de uno en un personaje exagerado.
Además, la influencia del drag que hay en la moda es descomunal, como se puede ver en todas las fashion weeks, eventos de moda que tienen lugar en las mayores capitales del globo, y que sirven de referencia para el futuro de la moda. Esto se debe a que este movimiento, al tratar el arte y la moda desde un punto de vista exagerado y extravagante, abre muchísimas puertas a la exploración de distintos métodos y tipos de moda no convencionales en los que posteriormente se introducen los mayores genios de la moda y sus marcas, introduciendo este arte cada vez más en el mainstream.
El drag tiene además un contenido cultural muy vasto, ya que, como se ha visto muchas otras veces, esta experimentación que se hace sobre el género ha llevado a muchos de estos artistas a plantearse y descubrir su identidad de género, por lo que considero que el drag cumple una función social de descubrimiento de uno mismo. Dentro de la cultura queer, el drag conforma una parte fundamental, porque es, para las personas del colectivo LGTB, una forma de liberación y de expresión rompiendo todas las normas y barreras del género que encontramos opresivas en la sociedad. El drag ha creado su propia subcultura gracias a las familias drag (comunidades de drag queens que crean familias para apoyarse entre ellas), el ballroom (espacios de jóvenes rechazados por sus familias a causa de su identidad sexual o de género), el voguing (forma de danza popularizada entre el movimiento drag y el colectivo LGTB), incluso la creación de un "lenguaje único" que utiliza términos como //reading//, //shade//, //serve//, //realness//, y demás conceptos que, fuera de la cultura drag, no se entienden de la misma manera.
La comunidad drag no es una comunidad cerrada, sino que hay una gran diversidad dentro de la misma. Hay distintos tipos de drag queens que se ven muy bien plasmadas en el programa //RuPaul's Drag Race//. Tenemos desde las //comedy queens// (como Trixie Mattel, Pupi Poisson o BenDeLaCreme), que se caracterizan por su humor, hasta las //fashion queens// (como Gigi Goode, Symone o Violet Chachki), que tienen una visión de la moda única y las hemos podido ver en las mayores pasarelas del mundo, pasando por las //pageant queens// (como Jaida Essence Hall, Latrice Royale o Kennedy Davenport), que tienen una gran experiencia en concursos de belleza y talento.
Asimismo, el drag lleva implícito un gran contenido político, ya que, en su esencia, se trata de un arte que juega con el género para oponerse a las estructuras estereotipadas del hombre y la mujer que desde el privilegio cis-hetero se imponen a todas y cada una de las personas. No es raro ver a una drag queen impulsando el activismo político y participando en causas benéficas para ayudar a juventudes LGTB y otros colectivos desfavorecidos y discriminados. Se puede concebir el drag como una contracultura que se opone a lo que la cultura en la que crecemos nos quiere hacer pensar sobre cómo un hombre y una mujer deben ser y cómo deben actuar. Se pueden explorar miles de casos en los que los artistas drag han impulsado movimientos preocupados por otros colectivos, como The Vixen y su espectáculo //BlackGirlMagic//, que celebra el poder de la mujer negra en la cultura estadounidense, o Peppermint y Bob the Drag Queen, que suelen hacer directos para recaudar fondos por el movimiento //Black Lives Matter//. En conclusión, podemos ver cómo muchas drag queens explotan su plataforma y su posición de influencia para concienciar políticamente y concienciar sobre movimientos sociales positivos.
Una vez aclarado el contenido cultural y artístico que el drag supone, me gustaría mirar el punto de vista que sostiene el feminismo radical, del que he hablado previamente. El primero de los argumentos utilizados por el feminismo radical es que el drag parodia la feminidad. Ante ello, aparte de que hay muchísimos estilos drag diferentes que no involucran la figura femenina de ninguna manera, diré que la comunidad drag lo que hace es ofrecer un espacio seguro para explorar la propia expresión de género, lo cual no sería posible de encontrarse en un espacio normativo. Además, el tópico de que las drag queens son hombres vestidos de mujeres es falso, pues detrás de un personaje drag puede haber cualquier persona, ya sean hombres cis, hombres trans, mujeres trans e incluso mujeres cis. Este argumento denota una gran falta de información sobre la cultura drag, pues el movimiento de los drag kings es comúnmente olvidado. En definitiva, el drag no se trata de parodiar las figuras femeninas, sino de una exploración personal no solo de la feminidad, sino también de la masculinidad y de la expresión de género.
Hay quien argumenta que el drag se ríe de los roles de la mujer. Nuevamente, dados los miles de estilos de drag que existen, no se puede decir que el drag como arte hace burla de los roles femeninos, ya que los artistas drag pertenecientes al movimiento club kid, por ejemplo, se parecerían más a un alien o una criatura no humana que a una mujer. Es cierto que lo que más se ve del drag pertenece al programa televisivo de RuPaul, donde la feminidad adopta un papel importante y donde ciertas drag queens han hecho comentarios ciertamente misóginos previamente. Sin embargo, el hecho de que algunas drag queens puedan ser misóginas no quiere decir que el drag como arte sea misógino. De hecho, el drag adopta diferentes formas dependiendo de la situación geográfica, y el que se representa en //RuPaul's Drag Race// es más femenino y estereotipado que el que se puede encontrar en otros países como España, por ejemplo, donde el drag predominante es el del carnaval de las Islas Canarias, que se caracteriza por figuras que no son reminiscentes ni de la masculinidad ni de la feminidad. Por tanto, podemos decir que la finalidad del drag no es reírse de los estereotipos de la mujer.
Otro argumento comúnmente utilizado para devaluar al drag de su función artística y cultural y catalogarlo de misógino es que este refuerza los estereotipos de género y reducen la figura de la mujer a tacones, maquillaje, vestidos y pelucas. Este argumento es ciertamente contradictorio, ya que quien argumenta que el drag parodia a la mujer está a su vez reduciendo a la mujer a sus estereotipos de belleza. Ni los tacones, ni el maquillaje, ni los vestidos hacen lo que es una mujer, y es precisamente esto lo que se quiere transmitir con el drag. El hecho de que existan hombres que se visten con elementos femeninos (y viceversa) es una crítica a los estereotipos de géneros que se nos imponen a diario, ya que lo que se transmite es que ya te identifiques como hombre, mujer o no binario, tienes la libertad de vestirte como quieres y emplear elementos de vestimenta masculinos y femeninos sin importar tu género. El drag de hoy en día ha evolucionado de lo que antes era un hombre vestido de mujer a una expresión artística que rompe con las barreras del género. La burla que hace el drag no es de la mujer, sino de los roles de género cis-hetero-normativos.
El último de los argumentos que presenta la posición feminista radical es que los hombres cis blancos emplean el drag como un elemento de opresión de la mujer desde su posición de privilegio como hombres cis. Este argumento ignora toda la historia y el contexto en el que se enmarca el drag, pues este se trata de un arte que nace en las comunidades LGTB negras estadounidenses, como una herramienta de expresión de género que se oponía al privilegio desde el cual se las oprimía. Es por ello que el drag no hace su jugada desde una posición privilegiada, sino precisamente desde la situación de falta de privilegios en la que el colectivo LGTB se encontraba en los años 70 en Estados Unidos.
Resulta paradójico argumentar que el drag es misógino por jugar y experimentar con la idea de la feminidad, ya que eso limita la feminidad y su expresión solamente a la mujer, cuando precisamente el movimiento feminista radical reivindica que las mujeres no tienen por qué ser femeninas ni acatar los roles de género que se les imponen. En ese caso, si la feminidad no pertenece a la mujer, pero tampoco el hombre puede experimentar con ella, ¿a quién pertenece? ¿A quién le está permitida la exploración de la feminidad personal? Bajo mi punto de vista, es bastante claro que la feminidad y la masculinidad forman parte tanto del hombre como de la mujer en diferentes grados, y todos y cada uno de nosotros somos libres de experimentar y jugar con ellos todo lo que queramos.
En conclusión, resulta evidente al observar el recorrido del drag a lo largo de su historia que este tiene un vasto contenido cultural. Además, queda claro que el factor polifacético y creativo de estas actividades aporta al drag un carácter artístico innegable. Además, los argumentos del colectivo de feministas radicales no son suficientes como para devaluar el carácter cultural y artístico que hay en el movimiento drag. Con estos argumentos, espero haber convencido al lector del valor artístico y cultural que el drag conlleva en la sociedad.
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