¿Vivimos en un mundo estético o estetizado?

Autora: Carla Cases Donate

La estética se ha convertido en un tema central en la sociedad actual. Sin embargo, con el fenómeno del capitalismo ha habido un cambio notable en la forma de la estética que se ha integrado en nuestras vidas y que ha permitido al arte entrar en las acciones cotidianas y liberarse de su encierro en museos, como los casos de la apariencia personal, la decoración de nuestras casas y la elección de los productos que consumimos, etc. Esto ha causado que la pregunta de si vivimos en un mundo estético o estetizado sea cada vez más relevante. En este ensayo, exploraremos esta cuestión desde una perspectiva filosófica, examinando cómo la estética ha llegado a dominar muchos aspectos de nuestra vida cotidiana. Argumentaremos que, aunque la estética puede ser una fuente de valor y significado en nuestras vidas, también hay un peligro en el enfoque excesivo en la apariencia y el estilo en detrimento de otros valores importantes.

Para comenzar, es necesario definir con claridad los términos que vamos a utilizar. La estética se define como la disciplina filosófica que se ocupa del estudio de la belleza. Por su parte, la estetización se refiere al proceso por el cual la estética se convierte en un valor predominante en una sociedad, y la búsqueda de lo estético se extiende a todos los ámbitos de la vida. No obstante, el término de “estética” ha perdido en casi su totalidad su significado original. Fue introducido como “aesthetica” por Baumgarten dándole por significado la ciencia que se enfoca en la percepción sensorial de la belleza, la cual se expresa a través de las imágenes artísticas; en otras palabras, lo que los griegos denominaban “cosas percibidas”.

En cuanto al tema central de este ensayo, la diferencia entre un mundo estético y uno estetizado es que mientras que en el estético la belleza, la elegancia y el estilo son valores centrales y la apariencia juega un papel dominante en la vida cotidiana, el estetizado utiliza la estética como una herramienta de poder y control, ya que puede ser usada para crear una imagen idealizada de la realidad que puede influir en la percepción y el comportamiento de las personas.

Gilles Lipovetsky, filósofo y sociólogo francés, analiza la sociedad afirmando que vivimos en una fase del capitalismo que el propio autor denomina como “individualización narcisista”. Esta es ocasionada por cuatro factores: las protestas de los años 60 en busca de formas de vida contemporáneas; la introducción de las nuevas tecnologías que desarrolla un exhibicionismo narcisista individual; el individualismo; y por último la promoción del hedonismo. En 2015, Lipovetsky publicó la obra denominada La estetización del mundo. En ella estudia cómo la estetización del mundo se ha extendido a todos los ámbitos de la vida social, desde la moda y el diseño hasta la política y la economía. Según él, esta tendencia se relaciona con la idea de que la búsqueda de la belleza y el placer se han convertido en valores dominantes en la sociedad contemporánea, y que esto ha llevado a una especie de sociedad que tiene roles, estándares y consigo, una belleza superficial.

Además, otros de los autores que responden a esta problemática, como Susan Sontag, y Jean Baudrillard, comparten la tesis de que la apariencia y la imagen tienen una importancia creciente convirtiendo en un valor central la estetización en la cultura actual.

Uno de los principales argumentos que demuestran que vivimos en un mundo estetizado es que esa prioridad de la imagen, de la que hemos hablado anteriormente, en la sociedad contemporánea se debe en gran medida a la creciente difusión y accesibilidad de los medios visuales, como la televisión, el cine, la publicidad y las redes sociales.

En la actualidad, la imagen se ha convertido en un medio fundamental para la comunicación y la expresión en la sociedad. En muchos ámbitos de la vida, la imagen es el principal medio a través del cual se transmiten mensajes y se crean significados. Por ejemplo, en la publicidad y el marketing, la imagen es utilizada para crear una imagen de marca, para vender productos y servicios y para influir en las decisiones de compra de los consumidores. En la moda, la imagen se utiliza para transmitir estilos, tendencias y conceptos estéticos. En la televisión y el cine, la imagen es el medio a través del cual se cuentan historias y se transmiten emociones. Asimismo, esto ha dado lugar a una explosión de la producción y el consumo de imágenes en la sociedad contemporánea.

Otro de los argumentos que defiende esta tesis es el culto de la belleza, este es un fenómeno cultural que se ha desarrollado en la sociedad actual. En este sentido, la belleza se ha convertido en un valor fundamental en muchos ámbitos de la vida, desde la moda y el diseño hasta la publicidad y el entretenimiento. Como consecuencia, esto afecta a la salud mental y física de las personas, ya que puede generar presión y ansiedad por cumplir con los estándares de belleza que se valoran en la sociedad. También puede tener un impacto negativo en la diversidad y la inclusión, ya que se tiende a valorar un ideal de belleza homogéneo y estereotipado que no se corresponde con la realidad de la diversidad humana. Además, esto tiene como consecuencia la utilización de la estética para jerarquizar la sociedad. Ejemplos como son un cuerpo normativo en el caso de la moda, pareja heterosexual en el cine, etc.

Por otro lado, la tesis contraria a la idea de que vivimos en un mundo estético como forma de control cuenta con ciertas objeciones que vale la pena considerar. Una de ellas sostiene que, a pesar de la presencia de la estética en nuestra sociedad, el poder de la utilidad sigue siendo un valor fundamental en muchos campos, incluso por encima de la estética en algunos casos, como sucede en la arquitectura. Según esta postura, el mundo en el que vivimos es estético no porque la estética sea utilizada para influir en nuestro comportamiento, sino porque simplemente está presente en nuestra realidad.

Sin embargo, considero que esta postura no refleja del todo la realidad. En primer lugar, al pensar en nuestra casa ideal, lo más probable es que no pensemos de primeras en una casa que tenga la utilidad como primacía, sino que la imaginemos principalmente bonita y decorada con objetos que quizás ni siquiera tengan una utilidad concreta, sino que sean puramente estéticos. Esto demuestra que la estética sí juega un papel importante en nuestras vidas y que, en muchos casos, incluso tiene un peso mayor que la utilidad.

Por otro lado, es cierto que la estética no siempre es utilizada de forma explícita para influir en nuestro comportamiento, pero esto no significa que no tenga ese efecto de manera indirecta. Un ejemplo claro es el de los “influencers” y otras personalidades públicas que promocionan ciertos productos o estilos de vida que, aunque no lo parezca, están basados en criterios estéticos. Al seguir estas tendencias, las personas están siguiendo una imagen idealizada de la realidad que, en última instancia, puede influir en su forma de pensar y actuar.

En segundo lugar, hay un colectivo que se opone a la tesis de que vivimos en un mundo estetizado. Para ellos, esta postura podría dar lugar a la creencia de que la estética es un fenómeno exclusivo y reciente de nuestra época. Sin embargo, la estética ha sido un valor fundamental en muchas culturas y épocas históricas, y ha desempeñado un papel importante en la producción cultural y artística. Por lo tanto, hablar de un “mundo estetizado” puede ignorar la importancia de la historia y la tradición en la valoración de la estética.

No obstante, es cierto que el significado de la estética ha evolucionado a lo largo del tiempo, y con ello también la forma de entenderla. Por ejemplo, si volvemos a la idea del ideal de belleza femenina, en la prehistoria el ideal era un cuerpo con curvas y con grasa corporal, como se puede apreciar en las obras de Venus. Sin embargo, en la actualidad, el ideal de belleza femenina se relaciona con un cuerpo delgado y tonificado, lo que ha dado lugar a una ola de discriminación hacia aquellas que no se ajustan a esta imagen ideal, creando estereotipos como la gordofobia.

En conclusión, el mundo estetizado en el que vivimos puede ser perjudicial para nuestro bienestar social y emocional. Es por eso que es importante recuperar el significado original del concepto de estética y no de su término. En su origen griego, la estética se refería a la percepción sensorial y la capacidad de apreciar la belleza en todas sus formas. En lugar de limitarnos a los estándares estereotipados de belleza y éxito que se promueven en nuestra sociedad, deberíamos aprender a apreciar y valorar la diversidad y la singularidad de todas las personas y cosas. Esto no solo mejoraría nuestro bienestar social y emocional, sino que también nos permitiría crear una sociedad más inclusiva y justa. Es importante recuperar el verdadero significado de la estética y establecerlo como un valor igualmente importante junto a otros como la empatía, la tolerancia y el respeto. Solo entonces podremos construir una sociedad más justa y equitativa para todos.



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  • Última modificación: 2023/07/05 11:56
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