¿Es el TDAH la nueva moda?

Autora: Elena Asensio Giner

La sociedad cada vez es más consciente de la diversidad en todas sus formas: cultural, funcional, de género y también neurobiológica. La neurodiversidad engloba distintas maneras en las que funciona el cerebro humano, incluyendo condiciones como el autismo, la dislexia o el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH). Estas condiciones han sido malentendidas durante años, pero gracias a los avances en su estudio y la creciente divulgación en redes sociales son cada vez más conocidas. Como indica Blandine French, investigadora sénior de la Facultad de Psicología del Instituto de Salud Mental de la Universidad de Nottingham, en los últimos cinco años se ha producido un aumento significativo del contenido sobre neurodivergencias en redes como TikTok1. De hecho, el TDAH se encuentra entre los diez hashtags más vistos relacionados con la salud en esta red social.

El TDAH es una condición neurobiológica que afecta a la capacidad de concentración, la regulación emocional y la organización del comportamiento. Durante mucho tiempo, se ha asociado exclusivamente a la infancia, particularmente al estereotipo del “niño inquieto que no se concentra en clase”. Sin embargo, hoy sabemos que el TDAH también se presenta en la edad adulta y que su diagnóstico ha aumentado en los últimos años, especialmente en mujeres. Según un metaanálisis reciente citado por National Geographic en 2024, en Estados Unidos el diagnóstico en adultos ha pasado del 4,4% en 2003 al 6,8%. Este incremento ha generado un debate: algunos sostienen que el TDAH se ha convertido en una moda impulsada por las redes sociales, lo que ha llevado a un sobrediagnóstico, es decir, el diagnóstico de casos en los que no es necesario o correcto. El término “moda” en este caso sugiere que el diagnóstico es una tendencia pasajera y superficial, como una prenda de ropa. Otros defienden que este aumento refleja una mayor concienciación social y avances en la investigación clínica, permitiendo identificar casos que antes pasaban desapercibidos. La presentadora Paula Vázquez reveló en el programa de radio La Ventana que comenzó a sospechar que tenía TDAH tras verse reflejada en varios vídeos sobre el tema en TikTok.

A continuación, argumentaré por qué el diagnóstico de TDAH en adultos es fundamental para mejorar la calidad de vida de muchas personas y por qué su aumento responde a una mayor concienciación, no a una moda o sobrediagnóstico.

En primer lugar, recibir un diagnóstico de TDAH en la etapa adulta puede suponer un cambio significativo en la vida de quienes lo padecen. Los testimonios de personas diagnosticadas con TDAH en la adultez suelen parecerse al de Fabiola, diagnosticada con TDAH a los 42 años. En una entrevista en La Voz de Galicia en 2023 cuenta cómo, antes de recibir su diagnóstico, se sentía perdida, inadaptada, sola y su autoestima se vio dañada. Relata cómo sus profesores decían a sus padres: “Tu hija tiene muchísima capacidad, pero es una vaga”. Más adelante remarca el impacto positivo del diagnóstico: “Cuando te dan el diagnóstico, te están diciendo que no eres tonta, que no eres vaga, que no eres desordenada, no eres desorganizada, no eres un problema. De repente, te están quitando de encima dos toneladas de peso porque todas esas etiquetas que te habían puesto a lo largo de 42 años no son tuyas. Has nacido con una configuración neurológica diferente”2.

Como Fabiola, muchas personas que han vivido con esta condición sin saberlo suelen experimentar una sensación de comprensión y alivio al descubrir que sus dificultades, como la desorganización, la falta de atención, la impulsividad o algunos problemas en las relaciones personales y laborales, tienen una base neurobiológica. Comprender que estos rasgos no se deben a la pereza, la falta de disciplina o “no esforzarse lo suficiente”, sino a un trastorno real, les permite liberarse de años de culpa y del peso de las críticas, tanto de ellos mismos como de su entorno. Este reconocimiento ayuda a comprender gran parte de su historia personal, y a mirarla desde una perspectiva menos autocrítica, lo que resulta en una mejora en la autoestima.

Además, el diagnóstico facilita que el entorno cercano, ya sea laboral, académico o personal, pueda comprender mejor estas conductas y situaciones problemáticas asociadas al TDAH. Esto supone una mejora en las relaciones interpersonales y permite establecer estrategias de convivencia más adecuadas. También posibilita el acceso a adaptaciones necesarias en el trabajo o los estudios, como más tiempo en los exámenes o mayor flexibilidad en los plazos de entrega.

Es más, el diagnóstico es el primer paso para iniciar una terapia. La terapia cognitivo-conductual (TCC) ha demostrado ser eficaz para cambiar patrones de pensamiento negativo, desarrollar una mayor autocomprensión, mejorar la autoestima y aprender a manejar mejor los síntomas. Gracias al diagnóstico, los adultos con TDAH pueden empezar a comprender su historia, aceptarse y construir relaciones sociales más sanas.

En segundo lugar, el aumento de diagnósticos de TDAH en la etapa adulta durante los últimos años no debe interpretarse como un caso de sobrediagnóstico, sino como el resultado de una deuda histórica en el reconocimiento del trastorno, especialmente en mujeres. Tradicionalmente, el TDAH fue definido como un trastorno infantil y predominantemente masculino, asociado a una sintomatología más externa como la hiperactividad motora y la impulsividad. Esta visión reducida dejó fuera a muchas personas cuyos síntomas eran menos externos. En particular, el subtipo inatento, más frecuente en niñas y mujeres. Presenta manifestaciones internas como la dispersión, la desorganización o la hiperactividad mental, síntomas que históricamente fueron menos estudiados y, por tanto, menos diagnosticados.

Un estudio de 2023, publicado por Journal of Child Psychology and Psychiatry, realizado por Skoglund y otros investigadores, concluye que las mujeres con TDAH experimentan un retraso de casi cuatro años en recibir un diagnóstico respecto a los hombres, pese a haber tenido contacto previo con el sistema de salud mental3. Esta situación es alarmante ya que los síntomas de muchas mujeres son erróneamente atribuidos a trastornos del estado de ánimo o ansiedad. Además, este estudio también comenta los motivos de este incremento de diagnósticos en la edad adulta en las mujeres. Expone que puede ser debido a las diferencias en la sintomatología y a que rasgos como la hiperactividad se presentan de una forma más mental. Además, muchas mujeres desarrollan estrategias de enmascaramiento para adaptarse a las exigencias sociales, dificultando aún más su detección.

Según RachBeisel, doctora, profesora y directora del departamento de psiquiatría en la Escuela de Medicina en la Universidad de Maryland, los adultos son más disciplinados, pero eso no significa que no presenten síntomas: “donde un niño puede levantarse en clase, un adulto puede mostrar impaciencia en colas o interrumpir conversaciones”4.

En tercer lugar, las consecuencias de no recibir un diagnóstico de TDAH pueden ser negativas, tanto a nivel psicológico como físico. Cuanto antes se detecte el trastorno, mayores serán las posibilidades de intervenir de forma adecuada y prevenir problemas asociados. La ausencia de diagnóstico puede llevar a que la persona desarrolle estrategias perjudiciales para lidiar con los síntomas del TDAH. Entre estas consecuencias se encuentra la presencia de ansiedad, baja autoestima y depresión. También se observa una elevada tendencia al consumo de sustancias, tanto legales (tabaco, alcohol, cafeína) como ilegales (cannabis u otras drogas), utilizadas como mecanismos de escape, regulación emocional o automedicación. Además, según The American Journal of Psychiatry, los adultos con TDAH tienen hasta el doble de probabilidades de desarrollar trastornos por uso de sustancias respecto a la población general.

Asimismo, se han documentado otras formas problemáticas de afrontarlo, como las compras impulsivas o la mala gestión del dinero. Estas ofrecen un placer inmediato frente a la impulsividad y la búsqueda de estímulos. A nivel físico, también se ha observado una mayor propensión a la obesidad, el consumo excesivo de alimentos ultraprocesados o azucarados, e incluso la aparición de trastornos de la conducta alimentaria.

Además, la falta de diagnóstico puede contribuir al desarrollo de otros trastornos comórbidos, como trastornos del estado de ánimo, trastornos de ansiedad o de la personalidad. Por estas razones, recibir el diagnóstico en la etapa adulta sigue siendo fundamental, ya que permite identificar el origen de estas consecuencias y facilitar el acceso a un tratamiento adecuado que reduzca el impacto negativo y mejore la calidad de vida.

Una de las objeciones más comunes a mi tesis es que el aumento de diagnósticos de TDAH, especialmente en adultos, se debe a una “moda médica” impulsada por las redes sociales. Algunos argumentan que, tras la pandemia con el COVID-19, se produjo un auge en la utilización de las redes sociales como TikTok o Instagram, que coincide con el aumento de diagnósticos en los últimos años. De hecho, un estudio de la Universidad de Huddersfield, Reino Unido, publicado en BMJ Mental Health indica que las recetas para el TDAH han aumentado un 18% interanual desde la pandemia5. También añaden que este aumento de diagnóstico, dado sobre todo en la edad adulta, es innecesario e irresponsable ya que por las redes sociales más personas se identifican con síntomas que puede presentar todo el mundo, como la distracción o la pérdida de objetos.

Respondo que, si bien es cierto que la visibilidad del TDAH ha aumentado en las redes sociales, esto no implica necesariamente un sobrediagnóstico. Al contrario, ha permitido que muchas personas, sobre todo mujeres, reconozcan en sí mismas síntomas que habían sido ignorados. Las redes han sido un primer paso para buscar ayuda profesional, pero los diagnósticos se basan en criterios clínicos rigurosos (como los establecidos en el DSM-5) y entrevistas. El aumento refleja una identificación más precisa de un trastorno real. Por lo que no se trata de una moda, sino de un avance significativo en el reconocimiento clínico y social de las neurodivergencias.

También se argumenta en contra de mi tesis que el TDAH en adultos es difícil de diagnosticar y en caso de que se dé, puede ser poco fiable. Esto se debe a que muchos síntomas como la desregulación emocional o dificultades para mantener la atención pueden atribuirse al TDAH, pero los causantes son otros trastornos mentales o enfermedades como la ansiedad, la depresión, los problemas de tiroides o las dificultades para conciliar el sueño.

Es cierto que el diagnóstico en adultos puede resultar complejo y requiere un proceso cuidadoso. Por otra parte, los profesionales emplean herramientas específicas, como el DIVA-5 o el ASRS, que permiten un diagnóstico fiable. Cabe destacar la importancia del impacto en la infancia y el gran peso genético que tiene esta condición, de alrededor del 75%, como afirma el profesor Bru Cormand, catedrático de Genética de la Universidad de Barcelona6. Por estos motivos, los profesionales se encargan de realizar entrevistas clínicas y revisar los historiales escolares y familiares. Además, a diferencia de otros trastornos o enfermedades que pueden aparecer en la etapa adulta, en el TDAH los problemas de atención no son puntuales ni debidos al estrés o a la tristeza, sino algo crónico y constante.

En este ensayo he mostrado la importancia del diagnóstico de TDAH en los últimos años, en específico en el aumento que se está dando en la edad adulta y que, lejos de ser una moda sobrediagnosticada, es una realidad de la cual en los últimos años se está siendo más consciente. En primer lugar, he destacado los beneficios del diagnóstico en la vida emocional, social y laboral de las personas adultas. En segundo lugar, he demostrado que el aumento de diagnósticos es una corrección a décadas de invisibilización, sobre todo en mujeres. En tercer lugar, he señalado las consecuencias graves de no presentar diagnóstico, tanto en la salud mental como física. Por último, he respondido a dos objeciones frecuentes, mostrando que el diagnóstico adulto es tanto necesario como riguroso. A pesar de que en los últimos años hay mayor visibilidad y concienciación sobre el TDAH, sigue existiendo mucha desinformación y muchos mitos acerca del tema. Es muy importante el papel de las redes sociales y medios que dan visibilidad a esta condición. Pero también debemos recordar que esto solo sería el punto inicial para contactar con un profesional de la salud y que realmente haga un proceso exhaustivo de diagnóstico en el que se compruebe si se presenta o no.


1 Science Media Centre España. (2025, 19 de marzo). La mitad de los vídeos de TikTok más vistos sobre TDAH no están alineados con la literatura científica. Science Media Centre España.

2 Miyara, L. (2023, 27 de octubre). Fabiola, con TDAH desde los 42 años: "Antes aguantaba maltratos porque pensaba que el problema era yo". La Voz de Galicia.

3 Skoglund, C., Sundström Poromaa, I., Leksell, D., Sörbye, K. E., Cars, T., Giacobini, M. y Kopp Kallner, H. (2023). Time after time: Failure to identify and support females with ADHD – A Swedish population register study. Journal of Child Psychology and Psychiatry, 65(6), 832–844.

4 Austin, D. (2024, 8 de enero). TDAH en adultos y tecnología, una relación causa-efecto. National Geographic.

5 Redacción La Voz. (2025). Tiktok e Instagram Impulsan El Aumento de diagnósticos de TDAH, según un estudio. La Voz.

6 CIBER. (2024, 9 de abril). "Un estudio analiza los factores genéticos de riesgo compartidos entre el TDAH y los trastornos del comportamiento y la agresividad". Centro de Investigación Biomédica en Red (CIBER).



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  • Última modificación: 2025/09/10 14:49
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