Si tuviéramos que definir los marcos es probable que hubiera que empezar por hacerlo por un criterio de reacción más que de descripción: los marcos han sido uno de los recursos para el diseño WEB que más polémicas han generado.

Curiosamente, en este caso, la polémica no se produce porque sean compatibles con uno de los navegadores mayoritarios y no con el otro, sino por su propia naturaleza, que hizo que surgieran en la red páginas cuya razón de ser era oponerse a la utilización de marcos. Así pues, para que no te prives y puedas participar en la polémica con conocimiento de causa ya va siendo hora de explicar en qué consisten exactamente los marcos y empezar a utilizarlo para experimentar sus pros y sus contras.

Te iba a sugerir que, para que visualizaras la apariencia de una página realizada con marcos pensaras en la distribución de ... pero al final me parece mucho más sencillo que te fijes en la pantalla que tienes delante. Sí, sí,... la propia pantalla del curso.

A estas alturas ya te habrás dado cuenta de que hay tres zonas en la pantalla:

Es probable que, dado que la zona izquierda y la superior tienen el mismo color de fondo puedas tener una cierta confusión acerca de cuál es exactamente la zona que pertenece a cada una. Por si te sirve de pista para una primera investigación visual fíjate en la barra de desplazamiento de la derecha.

Podríamos decir que una estructura de marcos es una artimaña que hace posible dividir la pantalla en varias zonas que nos permiten presentar en cada una de ellas una página independiente. Seguramente podrías argumentar que un efecto muy similar se podría obtener organizando una buena tabla y, en parte, tendrías razón. Pero, si hiciéramos la distribución del espacio utilizando tablas se trataría de una única página y, cada vez que quisiéramos renovarla tendríamos que volver a escribir toda la zona que pretendemos que se vuelva a repetir.

Además, al tratarse de páginas independientes podré hacer que una zona de la pantalla se mantenga fija mostrando el contenido de una de las páginas mientras que en otra zona se van produciendo variaciones.

¿Has observado que, aunque la zona principal de la pantalla presente unos contenidos que equivalen a varias páginas escritas y me obligan a utilizar la barra de desplazamiento la zona de menú permanece fija?

Si el recurso para disribuir los espacios de la página hubiera sido una tabla ese comportamiento no hubiera sido posible: al fin y al cabo una tabla es un contenedor dividido en compartimentos en los que voy depositando el texto. Si alguno de los compartimentos supera las dimensiones de la pantalla no es posible moverlo de forma independiente, sino que hay que arrastrar todo el contenedor para que aparezcan las zonas que estaban invisibles, ... y desaparezcan las que estaban visibles.

Algunas de las ventajas de la utilización de marcos ya han aparecido con estos breves apuntes.

Pero es posible que ya hayas intuido alguno de los inconvenientes: si no queremos que nuestra página acabe por parecer un cuadro de Paul Klee habrá que utilizar los marcos con un cierto criterio de efectividad.

Si prima nuestro afán por presentar una gran cantidad de información de forma simultánea es probable que lo único que obtengamos sea una colección de espacios pequeños que muestran fragmentos de información irrelevantes por su escasa extensión, acompañados, para aumentar la confusión, de sus correspondientes barras de desplazamiento horizontales y verticales (En los cuadros de Klee se podía aprovechar algo más el espacio porque no tenían que incluir las barras de desplazamiento J)

Si seguimos observando continuaremos encontrando características, tanto positivas como negativas, de una estructura organizada a base de marcos, pero tal vez sea mejor hacerlo de forma un poco más activa a través de las prácticas propuestas en los siguientes epígrafes.