“Barranco de las Chorreras”

En terreno de nadie, a mitad de camino entre la cumbre del Buitre y el vértice geodésico de la Polarda, en Sierra Nevada, se encuentra este abrupto barranco que hace honor a su nombre. Recorrerlo andando por su cauce, de abajo a arriba, se nos antoja poco menos que imposible. Una sucesión de cascadas y angosturas entre paredes de roca, en las que el agua es protagonista indiscutible, se suceden durante más de 400 metros de desnivel, obligándonos constantemente a dar rodeos o a retroceder para salir del barranco y después encontrar el paso para volver a entrar. En invierno, a una altitud aproximada de 1800 metros ya suele encontrarse un manto continuo de nieve que permite seguir siempre por el fondo del barranco, convertido ahora en un magnífico corredor invernal. A partir de este punto la pendiente ronda los 30°- 40° durante la mayor parte del recorrido, con algunos resaltes algo más empinados que dan “su punto” al corredor. Destaca particularmente un estrechamiento de unos 60 metros, hacia la cota 2000, con una pendiente bastante mantenida de unos 50°, o quizá algo más en algún sitio. El barranco se diluye finalmente en una pala que lleva a la divisoria, a una altitud de unos 2300 m, cerca de la cumbre secundaria de Mancaperros. Para bajar, lo más cómodo es ir hacia el Este, en dirección al vértice geodésico de la Polarda (a una media hora andando por la divisoria) y bajar por las suaves pendientes hacia el cortijo del Canalón. Desde aquí, en un par de kilómetros se vuelve por el camino de la sierra hasta el pie del Barranco.

PRIMERA ASCENSIÓN (documentada): Félix Gómez de León y Javier Hernández, el 15 de febrero de 2017.

DESNIVEL: 480 m para el corredor final. 900 m de barranco desde el camino.