Lea la explicación completa:
Existen dos maneras de encontrar genes que predisponen o que son responsables de ciertas enfermedades. Si se posee suficiente información acerca de los procesos bioquímicos y metabólicos involucrados en el desarrollo de una patología específica, se puede adoptar por tratar de identificar el producto del gen afectado, es decir, una proteína por ejemplo, utilizando diversas técnicas de laboratorio. Esta estrategia denominada clonaje funcional se aplica poco en investigación, ya que en la mayoría de los casos poco se conoce acerca de la patogénesis de la enfermedad. La otra estrategia es el clonaje posicional. Esta metodología se basa en la identificación de individuos en familias en las cuales la enfermedad está segregándose, es decir, apareciendo en varias generaciones. Tomando el ADN tanto de miembros afectados como de familiares sanos se examinan marcadores genéticos distribuidos en todos los cromosomas, hasta encontrar uno que se detecte particularmente en aquellos individuos que estén afectados. Seguidamente, se analiza este intervalo en el genoma y se escogen genes que representen candidatos potenciales para la enfermedad y se investiga a nivel de la secuencia, si existen mutaciones. De esta manera no hay que saber de antemano qué clase de gen era el que se tenía que buscar. Esta estrategia es poderosa pero a la vez complicada, pues se requiere en muchos casos estudiar un número grande de marcadores genéticos en todos los individuos antes de poder determinar cuál región del genoma está asociada con esta enfermedad y contiene la mutación de interés, así que uno pudiera estar enfrentándose a un dilema serio, como el de buscar una simple sustitución de una T por una G en un código de tres mil millones de letras. No obstante el Proyecto del Genoma Humano tiene como objetivo el facilitar el clonaje posicional y lo que hace veinte años era imposible, tal como encontrar los genes responsables de la diabetes, probablemente en un futuro cercano se convierta en realidad.
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