Transexualidad en el deporte

Autor: Anónimo

La presencia de mujeres transexuales dentro del mundo del deporte femenino está generando gran polémica y debate. Y no es para menos, pues muchas de estas mujeres superan con creces las capacidades de sus compañeras cisgénero. Pues son conocidos los triunfos de deportistas como Cece Telfer, atleta que compite en la modalidad de 400 metros lisos, que se proclamó campeona nacional en 2019; Mary Gregory, halterófila que batió en una sola competición 4 récords mundiales femeninos (sentadillas, press de banca, peso muerto y peso total); Fallon Fox, luchadora de MMA que termina todos sus combates en un tiempo récord por knockout o la jugadora de voleibol, Tifanny Abreu que en la competición el 10 de diciembre de 2017 superó en tan solo 5 partidos los resultados de la mayor puntuadora de esta competición, entre otras mujeres transexuales que lideran en sus respectivos deportes.

Este hecho ha abierto un debate tanto ético como médico respecto a la presencia de estas mujeres en el deporte, del cual surgen preguntas como las que se presentan a continuación: ¿deberían las mujeres transexuales competir en competiciones femeninas? ¿Es injusto para las mujeres cisgénero? ¿Tienen realmente ventajas físicas? ¿Influyen las hormonas como la testosterona en los resultados? A lo largo de este ensayo hablaremos de ellas y del papel que juegan estas condiciones físicas y hormonales en la transexualidad y el deporte. Sin embargo, antes, deberíamos asentar ciertas bases sobre las que más tarde construiremos la argumentación correspondiente.

Para empezar debemos conocer qué es para la ley una mujer transgénero, Según la normativa vigente una persona transexual es aceptada legalmente como mujer cuando por medio de su voluntad y sin recurrir a diagnósticos psicológicos ni terapias hormonales, cambia en la administración pública su nombre y sexo en su Documento Nacional de Identidad y, tras tres meses, vuelve para ratificar dicha decisión. Una vez se hace efectivo este cambio, pasa a ser mujer de pleno derecho civil. Ahora bien, ¿por qué hablamos de esto? La respuesta crea controversia pues si aceptamos social y civilmente a una mujer transexual como mujer, ¿no sería un acto discriminatorio si se le prohíbe participar en un deporte con su respectivo género? En este punto, parte de la sociedad y de la administración difieren.

El COI determinó que para que una mujer transgénero pudiese participar en alguna competición deportiva, debe reducir sus niveles de testosterona por debajo de los 10 nanomoles por litro en sangre durante 12 meses previos a la competición y mantenerlos a esos niveles durante la competición. Esta normativa se convierte en un problema para algunas mujeres transexuales, como es el caso de Caster Semenya; la deportista denuncia estas medidas por ser discriminatorias, alegando su derecho natural a participar en competiciones femeninas.

Por otro lado, un estudio llevado a cabo por el instituto de medicina sueco, el Karolisnka Institute, enfrentó en distintas pruebas a 11 mujeres transexuales (con los niveles de testosterona reducidos) y 11 hombres transexuales (con los niveles de testosterona aumentados). Este experimento ha evidenciado que la reducción de testosterona no es suficiente para eliminar la superioridad física existente entre hombres y mujeres. El resultado fue una superioridad significativa de las mujeres transexuales frente a los hombres transexuales en todos los ámbitos. Además de la testosterona, la capacidad muscular sigue manteniéndose durante años, y es más difícil compensarlo si el sujeto sigue realizando actividad física. Esta hormona juega un papel relevante en la pubertad masculina, pues influye en el desarrollo del cuerpo mucho más que las hormonas femeninas, es por esto que sí existe cierta desigualdad de condiciones en estas competiciones. Por lo que se han dado casos de expulsión de mujeres transexuales en competiciones deportivas, como es el caso de la atleta transexual de crossfit Chloie Jönsson quien denunció a la empresa “CrossFit Inc.” tras haberle prohibido competir en la categoría femenina en una competición oficial de crossfit en 2013 por la desigualdad existente entre ella y el resto de competidoras.

Por tanto, la situación es la siguiente, un hombre que se siente mujer decide realizar su cambio de género y pasa, por consiguiente, a participar en las categorías femeninas. Dicho hombre ya ha experimentado su respectivo proceso pubertario como hombre y ha sido dotado biológicamente de unos músculos más grandes y resistentes que los de una mujer. Esta situación es, de inicio, injusta para las mujeres biológicas. Pero la diferencia se acentúa cuando añadimos que en muchos casos estas mujeres transexuales han entrenado durante años el mismo deporte pero con las ventajas biológicas masculinas.

Esto les ha permitido entrenar sus capacidades a un nivel superior (resistencia, fuerza, reflejos, etc). Capacidades que, como ya se ha comentado anteriormente, no se igualan a las de las mujeres cisgénero de forma inmediata sino que requieren un largo proceso de adaptación, y aun así en muchos casos siguen siendo físicamente superiores.

Además, ahondando en la problemática, cabe hablar brevemente del papel de las mujeres biológicas en el deporte. Como ya es sabido, siempre ha sido más difícil para una mujer que se reconozca su talento que para un hombre; siguiendo este hecho, algunas mujeres cisgénero no están de acuerdo con la medida de aceptar a las mujeres transexuales en el deporte femenino, pues competir con ellas aumenta su sentimiento de inferioridad en cuanto al reconocimiento de su esfuerzo y valía como deportistas respecto a los hombres. Además siguen luchando contra el machismo para ganarse un hueco en el mundo del deporte; para ellas, competir contra una mujer transexual es una discriminación hacia ellas pues físicamente tiene capacidades masculinas que en muchos ámbitos deportivos juegan un gran papel. Para ellas es añadir una traba más en su camino al triunfo.

Adentrándonos en los pensamientos de estas mujeres es comprensible su descontento con este tema, tal es así que Save Women´s Sport (SWS) es una organización que aboga por preservar el criterio del sexo genético para la admisión a competiciones deportivas femeninas. Envió una petición al Comité Olímpico Internacional (COI), en aras de suspender para los juegos olímpicos de Tokio 2021 la normativa vigente desde 2015, que permite a los transexuales participar en certámenes femeninos. Poco a poco va comprendiéndose lo complicado del asunto: dos tipos de mujeres, una competición, el descontento de unas mujeres frente a otras, unas mujeres físicamente superiores a otras. Como se puede apreciar, es un tema excesivamente delicado donde la frontera entre la discriminación y lo justo es ínfima.

Por un lado podríamos decir, “Bien, creemos otra categoría para mujeres transexuales”, eso aliviaría el malestar de las mujeres cisgénero pero, en cambio, sería considerado discriminación, lo que afectaría a los avances de las mujeres transexuales para ser reconocidas como mujeres. Por otro lado, si todo continua como ahora seguirá siendo injusto para las mujeres biológicas, pues como ya hemos comentado el nivel físico no es el mismo. Frente a esta última idea, hay quien argumenta que lo mismo ocurre con sujetos como por ejemplo Usain Bolt, Induráin o Phelps, pues sus capacidades deportivas están muy por encima que las de sus rivales, y desde este punto de vista es cierto, pues el resto de competidores de su categoría deportiva del mismo género tienen muy complicado acercarse a sus resultados y triunfos. Sin embargo, lo que distingue estos casos de lo ocurrido con los transexuales es el hecho de que durante su época como hombres no destacaban en sus respectivos deportes y sin embargo, tras su transición pasaron a dominar el deporte en cuestión. Es por esto que no son comparables estos triunfos a los de, por ejemplo, Rafa Nadal o Selena Williams. Pues son dos deportistas que dominan el mundo del Tenis ganando a contrincantes de su mismo sexo biológico.

Esto, siguiendo esta idea, es una injusticia para las mujeres, que por mucho que entrenen no pueden igualar los resultados deportivos de sus contrincantes transexuales. Por lo tanto el hecho de que una mujer transexual destaque sobre las mujeres no está reñido con que ella sea una gran deportista.

Sin embargo, pese a que la diferencia de potencia física de las mujeres transexuales sea superior a la de las mujeres cisgénero, también pierden capacidades, su densidad ósea sigue siendo la de un hombre, por lo tanto es mayor, por lo que se fatigan antes, lo que las hace inferiores a sus compañeras con respecto a pruebas de resistencia aeróbica. Esto es crucial para determinar que hay ciertos deportes en lo que esta superioridad no se hace tan notable. Como podría ser el caso del fútbol, donde más que potencia física, entran en juego otros factores como la habilidad, la técnica o destreza, la inteligencia, la estrategia, etc. Por lo que considero necesario estudiar cada caso particular más que elaborar una normativa general con respecto a los transexuales. Para determinar si la jugadora en cuestión puede jugar o no en condiciones aceptables para con sus compañeras y contrincantes.

Queda reflejada la necesidad de supervisar la presencia de estas mujeres en el deporte femenino, como el caso de Fallon Fox. La luchadora transexual ha hospitalizado a varias contrincantes e incluso partió el cráneo a una de ellas, algo sin precedentes en la MMA femenina.

En mi opinión, por norma general no se debería permitir, pese a la discriminación que supone realizar esto, que las mujeres transexuales participen en el deporte femenino. Salvo que tengan características deportivas similares a las mujeres biológicas de la categoría a la que aspiren o pertenezcan. Debido al peligro e injusticia que supone su presencia para el resto de mujeres cisgénero. Otra posible solución sería crear una categoría para transexuales, algo que analizándolo podría resultar lógico debido a que sus cuerpos han sufrido cambios debido a su condición sexual y las habilidades disciernen de las de los hombres de sus categorías deportivas pero siguen teniendo demasiada potencia física en algunos deportes para competir contra las mujeres cisgénero, haciendo referencia siempre a un peso y fuerza normativo referente a los dos sexos tipo.

El problema que se plantearía con esta decisión es que no hay tantos transexuales en las distintas modalidades deportivas como para hacer una competición solo de transexuales. Por lo que sigue siendo mejor opción analizar y estudiar caso por caso si la persona es apta o no para competir en igualdad de condiciones, y en el caso de que no lo sea, bien porque juega con desventaja o bien porque juega con mucha ventaja, se debería prescindir de su presencia en la competición. Pese a ser una decisión severa debemos analizar la situación fríamente y sacrificar los sueños de una persona en aras de preservar los del resto.

En conclusión, si es posible se debería intentar crear una categoría distinta en la que solo participen transexuales y, en el caso de que no sea viable, se deberá evitar que su presencia suponga una injusticia en la competición. Obviamente esto no supone que no puedan realizar deporte, solamente que carece de sentido que alguien con una capacidad física inalcanzable para sus contrincantes por biología participe en la competición. Independientemente de la injusticia que supone tampoco hay mérito en el hecho de ganar en semejantes condiciones. Cabría siempre la opción de preguntar su opinión al resto de competidores y competidoras de la categoría en cuestión o someter a votación su participación.



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  • Última modificación: 2023/05/05 15:20
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