Pues ya hemos cenado

Autor: Francisco Meroño Monedero

Era una noche más y, tras un largo día de estudio, me encontraba frente al frigorífico con la esperanza de encontrar algo que pudiera satisfacer mi hambre. Mientras escudriñaba entre los alimentos disponibles, descartaba una tras otra las distintas opciones que se me presentaban: los quesos parecían demasiado pesados, las salchichas demasiado procesadas, los lomos demasiado secos… Así, poco a poco, fui reduciendo mi búsqueda hasta que solo quedaba un alimento que parecía encajar con mis deseos: la tortilla francesa. Y así, sin más, tomé la decisión de que esa noche, mi cena sería una tortilla francesa. Pero ¿qué es una tortilla francesa y que hace que esta sea la elección ideal para aquella noche? La tortilla francesa es un plato sencillo de la gastronomía francesa que consiste en una mezcla de huevo batido con sal y pimienta, que se cocina en una sartén con aceite caliente hasta que se solidifica y se dora. A menudo, se le agrega algún ingrediente como queso, jamón, cebolla, champiñones, entre otros, para darle un sabor y una textura más interesantes. En cuanto a los motivos que me llevaron a elegirla como cena esa noche, en este ensayo los exploraré, centrándome en los siguientes argumentos: la necesidad de una cena rápida, el uso de ingredientes perecederos y la variedad en la dieta.

La necesidad de una cena rápida es uno de los argumentos que me llevaron a elegir la tortilla francesa como mi cena ideal aquel día agotador. Después de un largo día de estudio, me encontraba con el tiempo y la energía limitados para cocinar una cena elaborada y nutritiva. En esa situación, la tortilla francesa es una opción ideal debido a su simplicidad y rapidez de preparación.

Para hacer una tortilla francesa, solo se necesita batir unos huevos, sazonarlos con sal y pimienta, y luego verterlos en una sartén con un poco de aceite caliente. En cuestión de minutos, la tortilla estará lista para ser volteada y cocinada del otro lado. En comparación con otras opciones de cena, como asar carne o cocinar pasta, la tortilla francesa es mucho más rápida de preparar y cocinar, lo que permite ahorrar tiempo y esfuerzo.

Además de ser una opción rápida, la tortilla francesa también es una cena satisfactoria y nutritiva. Los huevos son una fuente rica en proteínas, y la tortilla francesa es una forma sabrosa de incorporarlos en mi dieta diaria. Además, la tortilla se puede personalizar fácilmente agregando verduras, queso o jamón, lo que aumenta la variedad en mi dieta.

Otro factor importante es que la cena rápida me permitió relajarme y descansar después de un largo día. Si tuviera que haber pasado mucho tiempo en la cocina preparando la cena, podría haberme agotado aún más y, si se tratara de largos periodos de cocción u horneado, podría haberme dormido y provocado un incendio, por ejemplo. O en el caso de tener que esperar porque hay que dejar fermentar una masa o dejar marinar una carne, seguramente por el agotamiento antes mencionado, hubiera acabado yéndome a la cama sin cenar. Para evitar esto, la tortilla francesa apareció como la alternativa perfecta, ya que es una opción rápida que me permite disfrutar de una cena nutritiva sin tener que sacrificar el tiempo que necesito para relajarme y descansar. La necesidad de una cena rápida es un argumento importante que me lleva a elegir la tortilla francesa como mi cena ideal después de un largo día.

El segundo argumento que me lleva a elegir la tortilla francesa como mi cena ideal es el uso de ingredientes perecederos. En mi caso, me di cuenta de que los huevos que tenía en el frigorífico se estaban echando a perder y necesitaban ser consumidos pronto. Este argumento no solo es relevante en mi situación personal, sino que también tiene implicaciones más amplias.

Además de ser una opción más responsable desde el punto de vista ecológico, ya que evita el desperdicio de alimentos, utilizar los alimentos de tu propio frigorífico en una tortilla francesa es también una elección económica. Al aprovechar los ingredientes que ya se tienen en casa, se evita la necesidad de comprar otros alimentos para la cena, lo cual se traduce en un ahorro de dinero.

En mi caso, los huevos que tenía en la nevera estaban a punto de caducar, la tortilla francesa fue una excelente opción para evitar tener que tirarlos. De esta manera, se evita el desperdicio de comida y se ahorra dinero.

El tercer argumento y último que refuerza la elección de una tortilla francesa como cena ideal para aquel largo día agotador de estudio es la necesidad de variar la alimentación. El día anterior cené lomos y no quería repetir el mismo plato dos días seguidos. Consumir carne de cerdo todas las noches es perjudicial para la salud y además puede resultar monótono. La tortilla francesa es una alternativa que me permitió obtener proteínas sin recurrir a la carne, lo que contribuye a la variedad en mi alimentación.

En ocasiones, tendemos a caer en la monotonía alimentaria, repitiendo los mismos platos e ingredientes una y otra vez. Sin embargo, esto no solo puede hacer que nuestra dieta sea aburrida, sino que también puede limitar los nutrientes que ingerimos. Si siempre comemos los mismos alimentos, es probable que nos estemos perdiendo los beneficios de otros ingredientes que podrían ser buenos para nuestra salud.

Por ello, incorporar la tortilla francesa en mi cena de hoy no solo me permite consumir una cena rápida y económica, sino que también me ayuda a variar mi alimentación. La tortilla francesa es muy versátil, ya que se puede combinar con una amplia variedad de ingredientes, como verduras, queso o incluso sobras de otras comidas. Además, es una excelente fuente de proteínas y grasas saludables, lo que la convierte en una opción equilibrada y nutritiva.

Mientras cerraba el frigorífico con dos huevos en las manos para preparar la tortilla francesa, ya que se trataba de la cena ideal según la argumentación anterior, me dio por pensar en las otras opciones que tengo. Como toda persona indecisa a la hora de la cena, volví a abrir el frigorífico, volví a ver los lomos secos, las salchichas sin empezar, el brik de salmorejo, un queso de oveja con muy buena pinta y una pizza 4 quesos. En ese momento, empecé a preguntarme si no sería mejor cenar algo más sabroso y variado que una simple tortilla francesa, aunque eso signifique desaprovechar los huevos.

Sin embargo, aunque me parecen opciones tentadoras, recuerdo mi objetivo inicial de no desperdiciar alimentos y la necesidad de una cena rápida y sana, lo que me hace volver a considerar la tortilla francesa como la mejor opción. Pero, aun así, no puedo evitar pensar en las posibles objeciones que puedan surgir. ¿Qué tal si alguien argumenta que hay otras opciones más sabrosas y variadas que la tortilla? ¿O qué tal si se plantea el riesgo para la salud que supone consumir unos huevos que se van a echar a perder en un corto plazo? Son objeciones que deberé tener en cuenta y que necesito analizar detenidamente para respaldar mi decisión de cenar una tortilla francesa.

En primer lugar, los lomos secos podrían ser una opción rápida para cenar, aunque en términos de variedad en la dieta y en consideración a la experiencia personal mencionada anteriormente, es posible que no sea la mejor opción si ya se ha consumido carne de cerdo recientemente.

Por otro lado, las salchichas sin abrir también podrían ser una alternativa rápida, pero se podría argumentar que son alimentos altamente procesados y pueden no ser la opción más saludable. Además de que están sin abrir, por lo que, aunque se trate de un ingrediente perecedero, aguantará mucho más en la nevera que los huevos.

Por otra parte, es cierto que la pizza puede ser una opción rápida y variada para una cena, pero en comparación con la tortilla francesa, tiene un mayor contenido calórico, de grasas saturadas y de sodio. Además, a menudo se elabora con harina refinada y quesos procesados que pueden contener conservantes y aditivos artificiales.

En cambio, la tortilla francesa se hace generalmente con huevos, que son una buena fuente de proteína y vitaminas, como la vitamina D y la vitamina B12. Además, al elegir ingredientes frescos y naturales, nos aseguramos de que la tortilla francesa tenga un mayor contenido nutricional en comparación con otros alimentos procesados o preparados.

Es importante destacar que no se trata de demonizar completamente la pizza, ya que también puede ser una opción ocasional en una dieta equilibrada y variada. Pero si se busca una cena rápida y saludable después de un largo día, la tortilla francesa es una mejor alternativa.

Por otro lado, el brik de salmorejo, aunque puede llegar a ser más saludable que la tortilla francesa debido a la presencia del tomate, el ajo y el aceite de oliva, no supera a la tortilla francesa en su capacidad de saciar el hambre. Por lo que habría que consumir mayores cantidades, de las cuales no dispongo. Además, dejaría entonces de ser más saludable que una tortilla francesa, y pasaría a ser una cena incluso pesada, ya que el ajo que incluye el salmorejo puede causar acidez por la noche, al igual que el tomate.

Por último, debo responder la objeción de quien se preocupa por el riesgo para la salud que supone consumir huevos que estarán en mal estado en un corto plazo. Le recuerdo que, en este caso, estamos hablando de unos huevos que todavía no han alcanzado su fecha de caducidad y que pueden ser cocinados adecuadamente para garantizar su seguridad alimentaria. Además, el hecho de que los huevos se vayan a echar a perder pronto es precisamente una razón para utilizarlos lo antes posible y evitar su desperdicio. La tortilla francesa es una forma rápida y fácil de utilizar los huevos, evitando su desperdicio y obteniendo una cena satisfactoria. Por lo tanto, es una opción mucho más sostenible y responsable que dejar que los huevos se estropeen y tener que tirarlos a la basura.

Aunque la elección de la tortilla francesa como cena ideal tiene varios argumentos a favor, hay ciertas limitaciones que deben tenerse en cuenta. Una de las limitaciones es que la tortilla francesa no es adecuada para todas las dietas, especialmente para aquellas que requieren una mayor ingesta de carbohidratos. Además, aunque la tortilla francesa es una cena rápida y sencilla, puede no ser adecuada para aquellos que buscan una cena más elaborada o gourmet.

También quedan algunas dudas abiertas sobre la elección de la tortilla francesa como cena ideal. Por ejemplo, no está claro cuántas veces por semana se debería incluir en la dieta una tortilla francesa y si su consumo excesivo podría tener efectos negativos en la salud a largo plazo.

Por último, uno de los futuros problemas a abordar es cómo aprovechar al máximo los ingredientes perecederos sin tener que depender de la tortilla francesa como opción de cena. Si bien es una excelente forma de evitar el desperdicio de alimentos, puede ser necesario encontrar otras alternativas culinarias para hacer frente a ingredientes perecederos, especialmente si no se desea consumir tortilla francesa con frecuencia.

A pesar de todo esto, la elección de la tortilla francesa como cena ideal para aquel día agotador de estudio se basó en varios argumentos sólidos. La necesidad de una cena rápida permitió ahorrar tiempo y esfuerzo, lo que me permitió relajarme y descansar después de un largo día. El uso de ingredientes perecederos evitó el desperdicio de alimentos y fue una elección económica y responsable desde el punto de vista ecológico. Y la necesidad de variar mi alimentación fue satisfecha gracias a la versatilidad de la tortilla francesa, que permitió incorporar proteínas sin recurrir siempre a la carne, lo que contribuye a una dieta equilibrada y saludable. En resumen, la tortilla francesa es una cena rápida, satisfactoria, nutritiva y versátil que satisface diferentes necesidades alimentarias y personales.

En definitiva, si ese día la cena perfecta fue tortilla francesa, pues que así sea. ¡Buen provecho!



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  • Última modificación: 2024/01/09 14:11
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