Introducción

La célula es una estructura constituida por tres elementos básicos: membrana plasmática, citoplasma y núcleo. Posee la capacidad de realizar tres funciones vitales: nutrición, relación y reproducción.

La célula es la unidad más simple conocida, lleva a cabo esas tres funciones vitales por sí misma, es decir, sin necesidad de otros seres vivos.

Para la visualización de las células y sus estructuras, por lo general no visibles a simple vista, se requiere la utilización de aparatos ópticos específicos, llamados microscopios. Hoy en día se clasifican en ópticos y electrónicos.

Para obtener preparaciones duraderas el proceso es más largo y complejo. Se requieren técnicas de fijación, inclusión, corte y coloración. Estos procesos son diferentes según estemos trabajando con microscopio óptico o electrónico. Este último puede facilitar la visión de una imagen biológica con un millón de aumentos, mil veces más que el óptico..

Las células presentan una gran variabilidad de formas, e incluso, algunas no ofrecen una forma fija. Pueden ser: fusiformes (forma de huso), estrelladas, prismáticas, aplanadas, elípticas, globosas o redondeadas, etc.

La función que realice la célula determina la forma de la misma. Así encontramos diferentes tipos de células: células contráctiles que suelen ser alargadas. Las del tejido nervioso irregulares y con prolongaciones que permiten la transmisión del impulso nervioso. Las del intestino suelen tener pliegues en una de sus caras (microvellosidades) que amplían la superficie de contacto y de intercambio de sustancias. Y, finalmente, las epiteliales que suelen ser cúbicas o prismáticas.
 

  El tamaño es extremadamente variable. Existen bacterias con 1 y 2 micras de longitud. Las células humanas presentan mucha variabilidad: glóbulos rojos de 7 micras, células del hígado con 20 micras, espermatozoides de 53 micras y oocitos de 150 micras.


Juan Manuel Moreno Ayuso. Departamento de Fisiología Humana -Medicina-, Espinardo (Murcia).