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1 . Los excesos deberían pasar a ser contención y equilibrio .
2 . Los descuidos formales han de transformarse en atención, cuidado y corrección .
3 . Las imprecisiones deben ganar en concisión y exactitud .
Uno de los rasgos subyacentes que aflora en las expresiones adminis- trativas es el de un desequilibrio expresivo: en unos casos son exagera- das en la cantidad de palabras y, en otros casos, no son suficientemen- te explícitas . ¿Cómo enmendar este desequilibrio? Equilibrando: ni hay que abrumar con demasiados vocablos cuando sean superfluos, ni hay que reservar palabras cuando su uso mejore la comunicación . El primer apartado (Excesos) es una muestra del primer aspecto del desequilibrio; en cambio, los dos siguientes (Incorrecciones e Imprecisiones) lo son del segundo aspecto del desequilibrio: los descuidos formales y la falta de precisión en el sentido .
2 EXcesos
Un afán de dejar todas las cosas muy explícitas produce pesadez . Es la situación antagónica de las redes sociales: en estas nos quedamos cortos, en la administración nos pasamos . Al lector, al ciudadano, al alumno lo queremos “superinformado”, cuando lo deseable es que esté sencillamen- te informado . ¿Queremos remachar las recomendaciones para que nadie pueda quejarse de que no se le ha “insistido” lo suficiente? ¿Puede estar latente el afán, frecuente en el legislador, de dejar las cosas tan minucio- samente expuestas a fin de que dejemos nuestras espaldas bien cubiertas desde el punto de vista de la responsabilidad? Hemos de conseguir que nuestros textos no “sean cargantes”, sino que “estén cargados” de clara información . Convendría que no cayéramos en unas formas exóticas, ale- jadas de los usos ordinarios, en un barroquismo sin retórica .
2.1 Rodeos
Hay una expresión particularmente rutinaria: «por parte de» . No es que esté mal dicha, sino que propone una expresión inútil . Es un caso típico de rodeo . En lugar de escribir «Se ha propuesto por parte del in-
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