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Manual de buenas prácticas ortográficas
procesadores de texto actuales ofrezcan unos recursos tipográficos muy válidos para la confección de textos .
La Academia expone sus opciones ortográficas a través de varios cau- ces: gramáticas, diccionarios, normas específicas de ortografía . Además, hay que advertir que las reglas de uso van cambiando a lo largo del tiempo . Si a la propia evolución añadimos el hecho de que en algunas cuestiones cabe más de una interpretación, no es de extrañar que, en determinados casos, haya más de una manera de resolver problemas ortográficos .
Para desenvolverse bien en una situación como esta lo mejor es dis- poner de dos procedimientos: uno intelectual y otro material . El proce- dimiento intelectual es una buena formación, o sea, conocer no solo las normas aceptadas, sino también los criterios de actuación en los casos opcionales . El procedimiento material consiste en disponer de libros de consulta: algún buen diccionario actualizado y algún manual de estilo, de corrección, etc .
El diccionario de la Real Academia, llamado Diccionario de la lengua española, es el “oficial”, de total garantía, aquel en cuya elaboración par- ticipan muchos expertos . (A él nos referimos cada vez que mencionamos el diccionario de la Real Academia, el diccionario de la Academia...) . Hay otros diccionarios académicos; uno es genérico, el Diccionario pan- hispánico de dudas; otros son especializados, como el Diccionario del español jurídico y el Diccionario de americanismos . Además, hay otros diccionarios no académicos: en papel, en Internet, por profesiones, por aficiones, por trabajos, etc . Las clases de diccionarios que más nos pue- den interesar para la expresión son los diccionarios de lengua y los de sinónimos . Tales obras, incluyendo este Manual, son recursos de con- sulta; hemos de acudir a ellos cuando lo necesitemos; es un error creer que para expresarse bien basta con acudir a los libros; a ellos se puede recurrir para resolver alguna duda, pero no para puntuar bien, p . ej . A expresarse bien se aprende de otra manera: en la enseñanza, por ejerci- cios propios, leyendo . . .
Es conveniente que ante la ortografía tengamos una actitud no de ser- vidumbre, sino de respeto y libertad razonada . Respeto ante todas las cos- tumbres de uso que unen a los hablantes de nuestra lengua; libertad para elegir, en los casos dudosos, aquella opción que esté más en consonancia
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