Soy Profesor Titular de Derecho Constitucional en el Departamento de Fundamentos del Orden Jurídico y Constitucional de la Universidad de Murcia

De padres mazarroneros, nací en Cartagena en 1976, ciudad en la que cursé mis estudios de Educación General Básica en el Colegio La Inmaculada-Padres Franciscanos obteniendo la máxima calificación de este primer ciclo educativo. Posteriormente, cursé estudios de Bachillerato y COU en el Instituto Jiménez de la Espada, en los que obtuve, igualmente, la máxima calificación en todas las 37 asignaturas de los cuatro cursos de estos estudios. Después cursé la Licenciatura en la Facultad de Derecho de la Universidad de Murcia, en donde conocí a muy buenos amigos y obtuve 20 Matrículas de Honor, 4 Sobresalientes y 1 Notable, calificaciones que me valieron la concesión del Primer Premio Extraordinario de Licenciatura y de la Primera Mención de Honor en los Premios Nacionales de Terminación de Carrera. Al través de los años, uno se siente privilegiado de haber tenido los grandes profesores que yo tuve y, especialmente, a Rodrigo Fernández-Carvajal y Ángel Garrorena.

A finales de 1999 (concretamente el día que la Constitución de 1978 cumplió 21 años de vigencia) me incorporé al área de Derecho Constitucional y empecé a realizar mi tesis doctoral bajo la dirección de mi maestro, Ángel Garrorena. Entonces conocí a Mariano García Canales, a Rosa Lapuente Aragó, a Isabel Casanova, a Luis Gálvez, a Antonio Moreno, a Magnolia Pardo y a Ignacio González, así como a otros compañeros del área de Filosofía del Derecho.

Obtuve a finales de 2002 la prestigiosa beca del Real Colegio de España en Bolonia, la institución española más antigua de las existentes, en donde por más de 650 años han estudiado egregios intelectuales como Antonio Agustín, Juan Ginés de Sepúlveda o Elio Antonio de Nebrija. Me convertí en un bolonio y en el Colegio de España tuve el inmenso honor de tener a unos compañeros de colegiatura excepcionales y de conocer a mi Rector, José Guillermo García Valdecasas y Andrade Vanderville, digno sucesor del Cardenal Gil de Albornoz. Fueron años maravillosos y solo tengo palabras de agradecimiento para el Real Colegio de España y para la Universidad de Bolonia.