Diciembre de 2010

El 17 de septiembre de 2010, el profesorado y el personal administrativo y de servicios de la Facultad de Filosofía de la Universidad de Murcia celebramos una comida para homenajear a nuestro compañero, el profesor Eduardo Bello Reguera, con motivo de su jubilación. Era una despedida a medias, porque él iba a continuar como profesor emérito y tenía previsto seguir trabajando en la dirección de la revista Daímon, impartiendo docencia en varios másteres, preparando nuevas publicaciones y organizando junto con el profesor José López Hernández y otros compañeros un congreso internacional con motivo del tercer centenario del nacimiento de Rousseau, previsto para 2012.

El 26 de septiembre, Eduardo cumplió los setenta años. Un día después, ingresó en el hospital Virgen de la Arrixaca de Murcia para unas pruebas médicas que él creía rutinarias. Quince días después, el 12 de octubre, falleció de forma inesperada, a causa de un cáncer terminal sin tratamiento posible.

Su repentina muerte nos conmocionó a quienes habíamos sido sus compañeros y amigos durante muchos años. Eduardo Bello había sido el alma de la Facultad de Filosofía y su más veterano profesor. Se incorporó a la Universidad de Murcia en 1975, coincidiendo con la creación de la Licenciatura de Filosofía, promovida por Joaquín Lomba Fuentes, que entonces era el catedrático de Filosofía de la antigua Facultad de Filosofía y Letras. Eduardo fue el primer decano de la nueva Facultad de Filosofía, entre 1992 y 1994; fue también durante varios años Director del Departamento de Filosofía, hasta comienzos de 2010; y dirigió la revista Daímon desde que apareció en 1989, haciendo de ella una de las más prestigiosas revistas de filosofía en lengua castellana.

Cuando falleció de forma inesperada, Eduardo estaba preparando los materiales para el número 50 de Daímon, que había sido diseñado por el consejo de redacción como un número conmemorativo, en el que había de participar un amplio y variado elenco de filósofos españoles y en el que había de hacerse un balance de la situación actual de la filosofía en sus más diversos campos temáticos. Por eso, los miembros del consejo de redacción de Daímon hemos decidido dedicar ese número 50 a la memoria de Eduardo Bello Reguera.

Eduardo había entregado su vida a la docencia, la investigación y la gestión. Había tejido lazos de amistad con numerosos colegas de toda España y de otros países, y también con muchos alumnos y ex alumnos a los que dirigió tesis de máster y de doctorado. Y lo había hecho con la disponibilidad, la entrega, la prudencia y la bondad que lo caracterizaban. Por todo ello, desde el mismo 12 de octubre, en el decanato de la Facultad de Filosofía comenzamos a recibir numerosas llamadas y correos de condolencia procedentes de ex alumnos y de colegas de toda España y de otros países.

El 3 de noviembre, la Junta de la Facultad de Filosofía, a propuesta del equipo decanal, acordó por unanimidad celebrar un acto de homenaje a Eduardo Bello Reguera el día 22 de diciembre y poner su nombre al Salón de Grados de la Facultad.

Fue complicado organizar ese acto, porque Eduardo era un hombre muy querido y había muchas personas que querían mostrarle públicamente su afecto, su gratitud y su reconocimiento. Pero, finalmente, el día 22 de diciembre, entre las 12 y las 14 horas, pudimos celebrar el homenaje y el resultado fue mucho mejor de lo que yo había esperado. Asistieron numerosos profesores, alumnos, ex alumnos, amigos y familiares de Eduardo, incluida su compañera Encarna y su hija mayor Irene.

El acto estuvo presidido por el Rector de la Universidad de Murcia, José Antonio Cobacho Gómez. Primero,se descubrió la placa que a partir de ahora da el nombre de “Eduardo Bello Reguera” al Salón de Grados de la Facultad, y el Rector pronunció en dicho Salón un breve discurso en memoria de Eduardo. Después, como el público era muy numeroso y no cabía en el Salón de Grados, tal y como habíamos previsto, nos trasladamos al cercano Salón de Actos “Luis Vives”, mucho más amplio. Y allí tuvieron lugar las demás intervenciones.

Hubo intervenciones muy diferentes. Comencé yo, como decano de la Facultad, haciendo una breve semblanza de la trayectoria biográfica y académica de Eduardo. A continuación, habló Francisco Jarauta Marión, como profesor más veterano de la Facultad y como viejo amigo de Eduardo. Luego, intervino José López Hernández, profesor de Filosofía del Derecho, que también es un viejo amigo de Eduardo y que iba a preparar con él un congreso internacional sobre Rousseau.

Intervinieron también varios profesores de otras universidades españolas: dos de ellos se desplazaron expresamente a Murcia para participar en el acto, como Luis M. Valdés Villanueva, que fue profesor de esta Facultad durante varios años y que ahora trabaja en la Universidad de Oviedo, y Cayetano Aranda Torres, que es profesor de la Universidad de Almería; otros participaron a través de videoconferencia, como Cinta Canterla González, presidenta de la Sociedad Académica de Filosofía (Eduardo formaba parte de la junta directiva) y profesora de la Universidad Pablo Olavide de Sevilla; y otros habían enviado un breve escrito de homenaje, que yo mismo me ocupé de leer públicamente: Joaquín Lomba Fuentes, Rafael Ramón Guerrero, Ramón Valls Plana, Cirilo Flórez Miguel, Manuel Barrios Casares, José Luis Rodríguez García y Vicente Sanfélix Vidarte.

Además, intervinieron dos ex alumnos de Licenciatura y de Doctorado y ahora profesores de Educación Secundaria: Purificación Mármol Rodríguez y Antonio J. Cano Jópez. Y un representante de los estudiantes: Ángel Martínez Sánchez. Y un amigo personal de Eduardo que es ajeno a la docencia de la Filosofía: Luis Alcázar. Y, por último, la compañera de Eduardo,|Encarna Moya Fernández, que es también profesora de Filosofía en Educación Secundaria, y que agradeció a todos los presentes la participación en el homenaje.

Todas las intervenciones fueron muy emotivas, aunque cada una tuvo un tono diferente. Yo mismo tuve que hacer esfuerzos para contener las lágrimas, sobre todo cuanto leí los mensajes enviados por los colegas de otras universidades españolas. Al finalizar el acto, el representante de los estudiantes entregó a Encarna una placa con una inscripción de gratitud de los alumnos hacia Eduardo como profesor.

Todos los asistentes se sintieron muy conmovidos por el modo en que se desarrolló el acto, sobre todo por haber podido expresar y/o escuchar testimonios tan diversos y tan íntimos de la calidad humana y profesional de Eduardo. Al dar por concluido el homenaje, el Rector confesó que en sus cinco años en el cargo no había asistido nunca a un acto semejante. Muchos de nosotros salimos del Salón de Actos con los ojos enrojecidos por la emoción y con el sentimiento de haber tributado a Eduardo Bello Reguera el homenaje público que sin duda alguna se merecía.

Última actualización: diciembre_2010 25/12/2010 20:45


El 19 de diciembre se cumple el centenario del nacimiento del escritor cubano José Lezama Lima (1910-1976). No puedo dejar de recordarlo aquí, porque fue uno de los escritores que más me conmovieron en los años setenta del pasado siglo, cuando él llegó al fin de su vida y yo era un joven estudiante universitario.

Recuerdo que leí Paradiso (1966) en la primavera de 1977, en una edición publicada por Fundamentos y que todavía conservo. Hoy, el libro está editado por Cátedra, en una edición preparada por la hermana del escritor, la profesora Eloísa Lezama Lima, que ha fallecido este mismo año. Y con motivo del centenario ha aparecido otra edición en Alianza.

El encuentro con esta novela laberíntica y exuberante, barroca y afrodisíaca, rebosante de ingenio verbal y de erudición cultural, protagonizada por un grupo de jóvenes que cultivan una amistad alciónica, fue para mí una experiencia literaria inolvidable. Paladeaba cada página como si se tratase de un festín pantagruélico, como si me internase realmente en los frondosos vericuetos del jardín del Eden. Su lectura me produjo tal efecto que me puse a escribir inmediatamente, tratando en vano de imitar su inimitable estilo.

Recuerdo, por ejemplo, el capítulo VIII, en el que se narran las proezas priápicas del adolescente Farraluque. O los capítulos donde se despliegan las largas conversaciones filosóficas entre Cemí, Frónesis y Foción, sea sobre Nietzsche (capítulo X), sobre el simbolismo de los números (capítulo XI) o sobre cualquier otra cuestión.

Dos años después, leí su inacabada continuación, Oppiano Licario (1977), que apareció póstumamente y en la que la exuberancia desbordante de Paradiso deja paso a una plenitud sosegada y luminosa. Para mí, ambas obras forman una unidad literaria admirable.

Recuerdo que leí otros muchos textos suyos: ensayos, cuentos, cartas personales… Y recuerdo, en fin, su poesía, sobre todo su último libro: Fragmentos a su imán (1978), publicado también póstumamente.

Lezama Lima no salió de su Cuba natal, excepto en dos breves viajes a México y a Jamaica. Sin embargo, tenía una cultura tan enciclopédica que podía viajar con su imaginación por todos los lugares y todas las épocas. Vivía entregado a la lectura y a la escritura. Era un ávido lector de Platón, la tradición platónica y hermética, los poetas órficos, los poetas clásicos, los filósofos gnósticos, Luis de Góngora y la poesía barroca.

Además, fundó y animó varias revistas literarias: Verbum, Nadie parecía, Espuela de Plata y Orígenes. Esta última fue una de las revistas más importantes de los años cuarenta del pasado siglo, en la que Lezama publicó los primeros cinco capítulos de Paradiso. Y trabó una buena amistad con dos grandes escritores españoles de la época, que habían huido de la Guerra Civil española: Juan Ramón Jiménez y María Zambrano. Sobre esta relación entre Lezama Lima, Juan Ramón Jiménez y María Zambrano, leáse el artículo ”El secreto de Cuba en Juan Ramón Jiménez y María Zambrano”, publicado en Opus Habana.

En 1930, con apenas veinte años, participó en el movimiento estudiantil contra la dictadura de Gerardo Machado. Pero luego, durante el régimen de Fidel Castro, se mantuvo en una especie de exilio interior. Su novela Paradiso, aparecida por vez primera en el año 1966, fue considerada por muchos críticos como una de las obras maestras de la narrativa del siglo XX. Fue publicada en 1970 por la editorial mexicana Era, en una edición revisada por el autor y al cuidado de Julio Cortázar y Carlos Monsiváis. Sin embargo, las autoridades cubanas la condenaron como “pornográfica” por aparecer en ella el tema de la homosexualidad y en 1971 acusaron al autor de realizar “actividades contrarrevolucionarias”. Esta intolerancia del régimen castrista le amargó los últimos años de su existencia. Falleció el 9 de agosto de 1976, a consecuencia de las complicaciones del asma que padecía desde niño.

Lezama Lima es uno de los más grandes escritores latinoamericanos del siglo XX y así fue reconocido muy pronto por Julio Cortázar, Octavio Paz, Mario Vargas Llosa, Severo Sarduy y muchos otros. Sin embargo, su obra es hoy mucho menos conocida que la de otros grandes de su generación (Borges, Cortázar, Sábato, Onetti, Benedetti, Carpentier, Rulfo, Paz, etc.), y todavía menos conocida que la de la generación siguiente (García Márquez, Vargas Llosa, Galeano, etc.), para no hablar de los muchos y buenos escritores latinoamericanos de los últimos años. De hecho, las obras de Lezama Lima apenas se habían reeditado en España hasta ahora.

Esperemos que la celebración del centenario de su nacimiento sirva para reeditar su obra y rescatarlo del olvido. Aunque esta celebración ya ha suscitado una polémica política, puesto que tanto el régimen castrista (que en su día censuró y denigró a Lezama Lima) como los opositores anticastristas de dentro y de fuera de Cuba (que en su día lo tacharon de tibio y acomodaticio), lo reivindican ahora como el gran maestro de las letras cubanas del siglo XX.

El escritor José Manuel Caballero Bonald publicó un artículo conmemorativo en El País (27/11/2010): “Lezama Lima en su Paradiso”.

Para terminar, transcribo aquí un hermoso poema de su libro póstumo Fragmentos a su iman:

EL ESPERADO

Al fin llegó el esperado,
se abrieron las puertas de la casa
y de nuevo se encendieron las luces.
Una sombra ligera había repasado
las paredes, que brillaban con ojos metálicos.
El esperado comprobó cada uno de los secretos
que guardaba la casa mágica
llena de los amigos que fueron llegando
para sentarse en torno de los instrumentos
musicales, lentamente comenzaron a sonar.

La conversación, como un animal caricioso,
se extendía por la humedad criolla de la noche,
mientras las estrellas nos regalaban sus ojos.
Todos volvimos a penetrar en la casa
y los contentos villancicos para el niño, las vihuelas
de cordaje dorado, las transfiguraciones
del piano en la esquina silenciosa
nos acariciaban el cabello.
Nos tapaban los ojos
y entrábamos en las promesas
de la tierra lejana,
de la confluencia de los ríos
que se amigan en una noche
igual a todas las noches,
porque en aquella casa, el timbre
amistoso convocaba al castillo
en cuyos secretos duerme una doncella
y despierta en la brevedad
de aquellas noches que traía de nuevo el esperado.
Eran breves aquellas noches,
porque cerrábamos los ojos
y los abríamos en la tierra lejana.

Fuimos pasando de nuevo a la casa.
Éramos los reconocidos de siempre.
Nadie había faltado a la cita.
El clavicémbalo con sus agudos de fuego
nos convertía en momentáneas estatuas
y después nos deshacía
en un agua soterrada,
haciéndonos reaparecer de nuevo
en la casa mágica.
La casa iluminada
nos prestaba un sencillo vestigio de la eternidad.
Las tazas de café
se habían convertido en joyas alucinadas,
que regalaban la casa de gnomos que se
reían al encontrarse con los conocidos de antaño.
Cada día reconocemos la casa
y volvemos a reunirnos de nuevo en ella.
Nada era fantasmal ni borroso,
cada vihuela era reconocida
como el sonido del timbre del amigo que llegaba.

Agosto y 1973.

Última actualización: diciembre_2010 02/12/2010 21:19


Ayer, 1 de diciembre, a las 7 de la tarde, en el salón de actos del Palacio Almudí de Murcia, se presentó el libro El otro estado de la Región. Informe 2010, promovido por el Foro Ciudadano de la Región de Murcia y coordinado por mí.

Comenzó la presentación Patricio Hernández, presidente del Foro Ciudadano de la Región de Murcia, y a continuación intervine yo. También intervinieron otros tres colaboradores del Informe 2010: Manuel Tovar, profesor de Economía Aplicada de la Universidad de Murcia; Alicia Poza, profesora de Filosofía en Educación Secundaria, miembro de la plataforma feminista Comisión 8 de Marzo y portavoz del sindicato STERM-La Intersindical; y Julia Martínez, miembro de Ecologistas en Acción y de la Fundación Nueva Cultura del Agua, e investigadora en el Observatorio de la Sostenibilidad de la Región de Murcia (OSERM).

Se abrió el turno de palabra y el público, que abarrotaba el salón de actos, se animó a participar en un improvisado debate sobre la situación política, económica, social y cultural de la Región de Murcia. Al finalizar el acto, los asistentes se apresuraron a comprar el libro en el puesto de venta instalado por el Foro Ciudadano a la entrada del salón de actos. A continuación, un nutrido grupo de autores y autoras del libro nos fuimos a tomar unos vinos para celebrarlo.

Este es el tercer Informe que edita el Foro Ciudadano y también es el tercero que yo coordino. El primero se publicó en 2003, con el título El otro estado de la Región. Informe 2003. Fue una obra pionera, el primer estudio de conjunto sobre la situación económica, social, cultural y política de la Región de Murcia. En ninguna otra comunidad autónoma española se había realizado un estudio de estas características.

A lo largo de catorce capítulos, se analizaba de forma rigurosa y crítica los principales problemas de la Región y se sugerían propuestas concretas para afrontarlos. Era una especie de “libro blanco” que, más allá de la propaganda política y mediática, describía el verdadero estado de la Región de Murcia en los más diversos ámbitos sociales.

En su elaboración participaron de forma desinteresada más de cincuenta profesionales, expertos en cada uno de los temas analizados y procedentes de los más diversos sectores sociales: la docencia, la investigación, la administración pública, la empresa privada, los sindicatos y las organizaciones no gubernamentales.

El Foro Ciudadano quiso garantizar su más plena independencia en la promoción de esta iniciativa. Por eso, el Informe 2003 no recibió ninguna financiación externa, ni pública ni privada. La edición se sufragó íntegramente con las aportaciones voluntarias de nuestros socios y con los ingresos obtenidos por la venta del libro.

El libro tuvo una excelente acogida y se convirtió en una obra de consulta para muchas organizaciones sociales, sindicales y políticas. Su éxito fue tal que el Foro Ciudadano decidió publicar El otro estado de la Región. Informe 2006, cuyo impacto fue todavía mayor. Hoy, ambos informes pueden consultarse y descargarse en www.forociudadano.org

Dada la buena acogida de las dos ediciones precedentes, en el Informe 2010 hemos mantenido la misma metodología de trabajo, el mismo sistema de autofinanciación, el mismo listado de temas y la misma nómina de colaboradores habituales, a la que se han incorporado algunos otros. La novedad es que en casi todos los capítulos hemos incluido la historia de un caso particular, sea una persona o un acontecimiento, para ilustrar con ella los datos y argumentos más generales.

Además, en el Informe 2010 hemos llegado a contar con unos sesenta colaboradores, aunque algunos de ellos han preferido no firmar o lo han hecho de forma colectiva. Esta necesidad de recurrir al anonimato es, por sí misma, un indicador del déficit democrático que padece esta Región y del carácter monopolístico y clientelar de su sistema político y mediático, en el que muchas personas no pueden expresar públicamente sus opiniones, por temor a ser de uno u otro modo represaliadas.

Otro indicador del déficit democrático de las administraciones públicas de la Región de Murcia es la falta de transparencia informativa de muchos ayuntamientos y de la mayor parte de las consejerías del Gobierno autonómico. Esta opacidad informativa ha afectado a la elaboración del presente Informe 2010, por la dificultad de acceder a documentos y datos oficiales que deberían ser de conocimiento público.

En el Informe 2010, hemos tenido en cuenta tres escalas temporales diferentes. En primer lugar, nos hemos centrado en los últimos cuatro años (2007-2010), que es el período transcurrido desde el precedente Informe 2006 y cuyo acontecimiento crucial es la crisis económica mundial iniciada en 2007, una crisis cuyo impacto está siendo más fuerte en España que en otros países de la Unión Europea, y más fuerte aún en la Región de Murcia que en otras comunidades españolas. Hemos creído conveniente analizar las deficiencias estructurales que explican esta especial vulnerabilidad de nuestra Región.

Y para ello hemos tenido en cuenta otros dos ciclos temporales más amplios: por un lado, el período 1995-2010, es decir, los quince años de gobierno del Partido Popular en la comunidad autónoma y en la mayor parte de municipios; por otro lado, el período 1982-2010, es decir, los veintiocho años de existencia de la Región de Murcia como una de las 17 comunidades españolas, con un Estatuto, una Asamblea y un Gobierno propios.

En efecto, el impacto de la crisis económica mundial ha puesto al descubierto las deficiencias estructurales de la Región de Murcia, unas deficiencias que desde el Foro Ciudadano hemos venido denunciando en los últimos diez años, especialmente en el Informe 2003 y en el Informe 2006. Pero nuestros gobernantes regionales y locales no quisieron prestar la menor atención a nuestros análisis e incluso nos descalificaron como “antimurcianos”. Nos ha tocado representar el papel de Casandra, la mujer que predijo la caída de Troya y a la que todos menospreciaron como si fuera una loca.

Pues bien, la caída de Troya ya ha sucedido. La Región de Murcia ha sucumbido ante el brutal impacto de la crisis económica mundial. Los murcianos han comenzado a despertarse dolorosamente de la quimera del ladrillo, a la que se habían entregado con un gran entusiasmo y una gran ceguera durante la última década. Baste un solo dato para reconocer cuál es nuestra verdadera situación: en 1995, la renta per cápita murciana se situaba en el 82,6% de la media española, mientras que en 2009 se situó en el 81,3%. En los últimos quince años, no sólo no hemos conseguido acercamos a la media española, sino que nos hemos alejado 1,3 puntos, manteniendo una diferencia negativa por encima de los 18 puntos porcentuales. Este dato, por sí solo, revela el rotundo fracaso de la política practicada por el Partido Popular en el período 1995-2010.

En el Informe 2010, hemos procurado dar cuenta de lo que realmente ha sucedido, para que no volvamos a cometer los mismos errores del pasado. La estrecha confluencia entre un régimen político cada vez más monopolístico y un modelo de desarrollo cada vez más insostenible desde el punto de vista económico, social y ambiental, ha engendrado los dos problemas más graves a los que se enfrenta hoy nuestra Región: por un lado, la corrupción política generalizada, como punta del iceberg de un régimen autonómico y municipal con una muy baja calidad democrática; por otro lado, los bajísimos indicadores de desarrollo humano, que siguen situando a la Región de Murcia en la cola de las comunidades autónomas españolas. Estos dos problemas son la principal herencia legada por los quince años de gobierno del Partido Popular, pero revelan también unas deficiencias estructurales que la Región de Murcia ha venido arrastrando desde su constitución oficial como comunidad autónoma en 1982, y que tendrá que corregir en los próximos años si quiere reducir la persistente distancia que la separa de las más avanzadas comunidades autónomas españolas y europeas.

Quienes hemos colaborado en su realización esperamos que el Informe 2010, como ya sucedió con los dos anteriores, pueda servir de instrumento de trabajo a los partidos políticos, a los sindicatos, a las organizaciones agrarias y empresariales, a las asociaciones y plataformas sociales, en fin, a toda la ciudadanía, para que entre todos podamos mantener un verdadero debate democrático y alcanzar amplios acuerdos sobre el nuevo modelo de desarrollo que queremos para la Región de Murcia.

Última actualización: diciembre_2010 02/12/2010 20:38


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