Febrero de 2012

El martes 28 de febrero, a las 10.30 de la mañana, en el Salón de Grados “Eduardo Bello Reguera” de la Facultad de Filosofía de la Universidad de Murcia, se inició la lectura pública de la tesis doctoral de Alejandro Moreno Lax, titulada El concepto de vida en la ética contemporánea y co-dirigida por Eugenio Moya Cantero y por mí.

Alejandro Moreno Lax cursó estudios de Diplomatura en Ciencias Empresariales, en la Facultad de Economía y Empresa de la Universidad de Murcia, y los concluyó en 2003. Como Proyecto Fin de Carrera, presentó ese mismo año un estudio de marketing sobre el certificado “Q” de Calidad Turística en el sector hostelero, en colaboración con el Departamento de Calidad Turística de la Consejería de Turismo de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia.

Pero, antes de concluir la Diplomatura, se dio cuenta de que su vocación no era la de ser empresario, así que inició la Licenciatura en Filosofía en la Facultad de Filosofía de esta misma universidad, y la concluyó en 2006. Fue entonces cuando yo lo conocí, pues lo tuve como alumno en varias asignaturas. Y desde el primer momento me llamó la atención su curiosidad intelectual, su capacidad de iniciativa y su sensibilidad ética y política.

Durante sus estudios de Filosofía, hizo dos estancias en el extranjero: una en 2005, en la Universidad Católica de Pelotas (Brasil), con una Beca de Intercambio con Latinoamérica (ILA), lo que le permitió conocer de cerca no solo la pobreza sino también las experiencias de democracia participativa y las propuestas éticas, políticas y filosóficas de algunos pensadores latinoamericanos, como Enrique Dussel; y otra en 2007, en la Université Sorbonne Paris-IV (Francia), con una Beca Erasmus.

A lo largo de sus estudios universitarios, obtuvo también otro tipo de becas: una beca de colaboración del Servicio de Actividades Culturales del Vicerrectorado de Extensión Cultural y Proyección Universitaria de la Universidad de Murcia, en el curso 2003/2004; y una beca del Programa de Ayudas para la Formación de Jóvenes Cooperantes, del Servicio de Relaciones Internacionales de la Universidad de Murcia, lo que le permitió participar en el Proyecto de Desarrollo Local de la Junta Auxiliar de La Resurrección, Puebla (México), vinculado a las microfinanzas, en el curso 2007/2008, iniciando así una relación con México que le ha influido decisivamente.

Desde muy joven, ha cultivado también una cierta vocación literaria. De hecho, obtuvo el Primer premio del Certamen de Literatura CREAJOVEN 2007 por su relato de ficción Utopía, concedido por la Concejalía de Juventud del Ayuntamiento de Murcia.

Entre 2006 y 2008, cursó en nuestra Facultad de Filosofía el programa de doctorado “España y Europa: historia intelectual de un diálogo”, que yo coordinaba. Y para obtener el DEA presentó un trabajo de investigación, dirigido por mí, que era ya el embrión de su tesis doctoral. A continuación, obtuvo una beca de investigación de la Fundación Séneca, durante los años 2008-2012, lo que le permitió desarrollar su tesis de doctorado y realizar dos nuevas estancias en el extranjero, una en 2009 con Roberto Esposito, en la sede napolitana del Istituto de Scienze Umane, y otra en 2010 con Enrique Dussel, en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

En estos últimos años, al tiempo que trabajaba en su tesis de doctorado, ha publicado numerosos artículos, notas críticas y reseñas de libros, y ha presentado comunicaciones en varios congresos de filosofía. También ha colaborado conmigo en las tareas docentes, durante los cursos 2010/11 y 2011/12.

A todo ello hay que añadir su activismo cívico. Es miembro del Foro Ciudadano de la Región de Murcia y ha participado también en otras asociaciones, plataformas e iniciativas sociales. Participó activamente en la acampada murciana del 15-M. Ha publicado numerosos artículos de opinión en la prensa regional murciana y ha coordinado el libro colectivo Murcia ¡patas arriba! Historias absurdas de hoy, editado por el Foro Ciudadano y prologado por Eduardo Galeano. Es importante tener en cuenta que todas estas actividades las ha compatibilizado con la realización de su tesis de doctorado, lo cual revela que en Alejandro Moreno Lax se da una estrecha simbiosis entre la teoría y la práctica, el pensamiento y la acción.

Alejandro comenzó su defensa de tesis explicando las razones biográficas que le llevaron a ella: por un lado, el contraste entre la pobreza extrema conocida en Brasil y la corrupción política conocida en España, y en particular en Murcia, durante los años de la especulación inmobiliaria: por otro lado, el conocimiento de los dos filósofos que más han influido en su vida y en su pensamiento: Enrique Dussel y el que escribe estas palabras. De hecho, Alejandro se sentía muy satisfecho por haber logrado realizar un viejo sueño: reunirnos a Dussel y a mi en torno a una misma mesa.

La idea principal de la tesis doctoral de Alejandro Moreno Lax es que en las últimas décadas, especialmente tras 1945, se ha producido un cambio de paradigma en el pensamiento ético y político: han comenzado a surgir una serie de “éticas de la vida” que rompen con los presupuestos de las éticas tradicionales, pues ya no se basan en la dimensión racional o espiritual del ser humano, sino más bien en su condición de criatura viviente.

A Alejandro Moreno le interesa analizar esta dimensión viviente del ser humano, y ha tratado de hacerlo desde tres perspectivas diferentes y complementarias: la reproducción biológica del cuerpo individual (y, en particular, los riesgos y las posibilidades que abren las nuevas tecnologías genéticas y biomédicas), el sustento económico de la sociedad (y los problemas relacionados con la distribución desigual de la riqueza y con las grandes injusticias globales), y la sosteniblidad ecológica de la especie humana (y su capacidad para alterar los equilibrios de la biosfera que hasta ahora han hecho posible la vida humana sobre la Tierra).

Alejandro Moreno rastrea la genealogía de esta triple “biologización de la ética” y se remonta al siglo XIX. En el primer capítulo de su tesis, se ocupa de lo que Foucault llamó el “nacimiento de la biopolítica”, pero también del giro epistemológico que supone la obra de Darwin y de la filosofía vitalista de Nietzsche. En el segundo capítulo, analiza cómo se han ido globalizando los problemas de la vida humana a lo largo del siglo XX, y especialmente despúes de la Segunda Guerra Mundial. Y se centra en tres nuevos tipos de ética, que considera sintomáticos del nuevo paradigma: la “bioética médica”, la “ética del desarrollo” y la “ética medioambiental”.

Pero el núcleo de la tesis está en los capítulos tercero y cuarto, en los que analiza las “éticas de la vida” y sus “fundamentos filosóficos”. Y para ello se ocupa de la obra de tres autores muy diferentes: la “ética de la especie” del último Habermas, centrada en la reproducción biológica del cuerpo individual y en los problemas que plantea la ingeniería genética y la llamada eugenesia liberal o mercantil; la “ética de la liberación” de Enrique Dussel, centrada en las desigualdades sociales, económicas, políticas y culturales en el seno de la sociedad; y la “ética de la responsabilidad” de Hans Jonas, centrada en las relaciones de la especie humana con la biosfera terrestre y en el riesgo de legar a las generaciones futuras una naturaleza tan degradada que haga imposible la supervivencia misma de la humanidad. El objetivo de Alejandro Moreno ha sido rastrear los puntos de encuentro entre estas tres éticas, para fundar a partir de esa base teórica común una nueva ética de la vida.

La tesis concluye mostrando las diferencias entre esta “ética de la vida” y otro tipo de éticas contemporáneas, como la ética comunicativa del propio Habermas y de Karl-Otto Apel, la teoría de la justicia de John Rawls, la ética de las virtudes de Alasdair MacIntyre, las “esferas de la justicia” de Michael Walzer y la ética hermenéutica de Gianni Vattimo.

El tribunal de la tesis estuvo presidido por el ya citado filósofo argentino-mexicano Enrique Dussel, conocido promotor de la “filosofía de la liberación” y del “giro anticolonial” en el pensamiento contemporáneo, y desde hace muchos años profesor en la UNAM y en la UAM de México DF. Actuó como secretario Diego García Capilla, que es médico, filósofo y profesor de Bioética en la Facultad de Filosofía de la Universidad de Murcia. Los vocales fueron: el francés Bernard Andrieu, experto en “filosofía del cuerpo” y profesor en la Facultad de Deportes de la Universidad de Nancy; el poeta y filósofo Jorge Riechmann, profesor de Filosofía en la Universidad Autónoma de Madrid y uno de los mayores expertos españoles en ecología política; y María José Guerra, profesora de Filosofía de la Universidad de La Laguna y experta en feminismo, bioética y relaciones Norte-Sur. La composición interdisciplinar e internacional de este tribunal respondía a la temática de la tesis y al hecho de que Alejandro Moreno aspiraba a obtener el Doctorado Europeo.

Los miembros del tribunal valoraron la originalidad de la tesis y su ambición teórica de fundamentar un nuevo paradigma ético, pero al mismo tiempo le plantearon a Alejandro Moreno varias observaciones críticas. Por un lado, al hacer una tesis de “gran angular”, muchos temas son tratados con demasiada rapidez, pues no se profundiza en ellos suficientemente, como sucede sobre todo en los dos primeros capítulos; por otro lado, defender una “biologización de la ética” no es suficiente, si no se especifica claramente cuál es el concepto de vida que se está utilizando, pues hay una diferencia notable entre el darwinismo del siglo XIX (y sus usos políticos, desde el darwinismo social a la sociobiología, pasando por el nazismo) y las ciencias de la vida actuales (en las que ha ido ganando peso el paradigma epigenético y, con él, la concepción de la vida como un proceso abierto de autodesarrollo y de hibridación, en interacción con el entorno natural, social y tecnológico); finalmente, hubo quien consideró problemático encontrar un “fundamento” filosófico común a éticas tan distintas como las de Jonas, Dussel y el último Habermas.

Alejandro Moreno respondió con mucha sensatez a las observaciones críticas, agradeciendo las sugerencias de mejora y reafirmándose en lo esencial de su propuesta teórica. Finalmente, los dos co-directores de la tesis agradecimos a los miembros del tribunal su participación en el mismo y sus valiosas observaciones, pero al mismo tiempo defendimos la originalidad y la relevancia teórica de la tesis doctoral, en la que se pone de manifiesto no sólo el atrevimiento intelectual de Alejandro Moreno, sino también su compromiso ético con los grandes problemas del mundo contemporáneo.

El tribunal decidió conceder a la tesis de Alejandro Moreno Lax la máxima calificación: Sobresaliente Cum Laude por unanimidad. Tras las felicitaciones, el nuevo doctor nos invitó a comer en un restaurante típico de la ciudad de Murcia.

Pero Alejandro no quiso desaprovechar la oportunidad de tener en su tribunal a personas tan destacadas, y quiso compartirlas con el resto de los compañeros de la Facultad de Filosofía y, en general, de la sociedad murciana. Por eso, organizó un encuentro informal de Jorge Riechmann y de María José Guerra con un grupo de miembros de la Asociación Estudiantes de Filosofía de la Región de Murcia (ASEFI). Además, en colaboración con el Aula de Debate de la Universidad de Murcia, organizó una conferencia pública de Enrique Dussel, sobre “Walter Benjamin y la política de la liberación”, que presentó el propio Alejandro y que se celebró el lunes 27 de febrero, de 7.30 a 9.30 de la tarde, en el Salón de Grados de la Facultad de Derecho. La sala estuvo repleta de público, que disfrutó de la sabiduría de Dussel, y la conferencia fue grabada por la TV de la UMU. Finalmente, el miércoles 29 de febrero, a las 12 de la mañana, Bernard Andrieu dio otra conferencia titulada “Sentir el cuerpo: la inmersión experimental”, presentada también por Alejandro y celebrada en el Salón de Grados “Eduardo Bello Reguera” de la Facultad de Filosofía.

Así que los últimos días de febrero han sido muy intensos desde el punto de vista académico y personal. Para mí ha sido una gran satisfacción que Alejandro Moreno Lax haya obtenido su Doctorado Internacional con una tesis tan novedosa y con un tribunal tan extraordinario, y que este ritual universitario me haya permitido reencontrarme de nuevo con Jorge Riechmann y con María José Guerra, y conocer personalmente a dos filósofos tan interesantes como Bernard Andrieu y Enrique Dussel.

Última actualización: febrero_2012 29/02/2012 21:39

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