Julio de 2010

El 1 de julio de 2010, a las 12 de la mañana, en la Sala Jorge Guillén de la Facultad de Letras de la Universidad de Murcia, se inició la lectura pública de la tesis Utopía y representación cartográfica en el siglo XVI. De los islarios al atlas del mundo, realizada por Pablo Jarauta Bernal y dirigida por mí.

Pablo Jarauta cursó estudios de Filosofía en la Facultad de Filosofía de la Universidad de Murcia, entre 1996 y 2000. Durante la Licenciatura, realizó bajo mi dirección un trabajo académico sobre la tradición del pensamiento utópico iniciada por Tomás Moro (o Thomas More), y ya entonces centró su atención en la configuración del espacio (físico y simbólico) llevada a cabo por los distintos proyectos utópicos.

Entre 2001 y 2002, realizó una estancia como Visiting Instructor en el Romance Studies Department de la Duke University, Carolina del Norte (Estados Unidos). Entre 2000 y 2002, cursó en la Universidad de Murcia el Programa de Doctorado en Filosofía, y en 2002 obtuvo el Diploma de Estudios Avanzados (DEA), tras realizar bajo mi dirección un trabajo de investigación titulado La Utopía de Tomás Moro. Una aproximación cartográfica.

Entre 2002 y 2004, realizó una estancia en París. Fue alumno libre de doctorado en la École des Hautes Études en Sciences Sociales (EHESS), asistió a los cursos y seminarios del Collège de France, y realizó una búsqueda bibliográfica en el Departement de Cartes et Plans de la Bibliothèque Nationale de France. Entre 2005 y 2009, obtuvo una beca de investigación de la Fundación CajaMadrid y otra del Ayuntamiento de Madrid para poder realizar su trabajo en la Residencia de Estudiantes de Madrid, dependiente del CSIC. Finalmente, en 2008 obtuvo una beca de la Academia Europaea.

En todos estos años, ha presentado comunicaciones en seminarios y congresos internacionales, ha realizado labores de traducción (del inglés, del francés y del italiano), ha publicado varios artículos en revistas especializadas, ha impartido docencia en el Istituto Europeo di Design (IED) de Madrid, y lentamente, con el ritmo pausado del explorador, ha ido escribiendo su tesis de doctorado.

La originalidad de esta tesis reside no sólo en estudiar una serie de fuentes cartográficas y literarias poco o mal conocidas, sino también en vincular la historia de la cartografía, la historia del pensamiento utópico y la historia del humanismo literario del Renacimiento, que hasta ahora han permanecido relativamente ajenas entre sí. De este modo, el trabajo de Pablo Jarauta, inspirado en la “historia de la cartografía” de John Brian Harley y David Woodward, contribuye a adquirir una visión mucho más rica y compleja de la cultura humanística del Renacimiento.

Tal y como se indica en el título de la tesis (Utopía y representación cartográfica en el siglo XVI. De los islarios al atlas del mundo), Pablo Jarauta ha estudiado la representación del mundo y del espacio en el siglo XVI, desde los islarios de la Baja Edad Media hasta los primeros mapamundis o atlas del mundo del siglo XVI, y ha inscrito en ella la isla de Utopía, cuyo relato escrito y cuyo primer mapa anónimo fueron publicados por Tomás Moro en 1516.

Más concretamente, ha tomado como marco histórico de referencia el período comprendido entre 1485 (publicación del Isolario de Bartolomeo dalli Sonetti) y 1570 (publicación del Theatrum Orbis Terrarum de Abraham Ortelius). Estas dos obras fundamentales de la historia de la cartografía delimitan el horizonte de la tesis, pues son dos ejemplos privilegiados de diferentes visiones del mundo.

El Isolario de Bartolomeo dalli Sonetti constituye la primera publicación impresa de un islario, género inaugurado por Cristoforo Buondelmonti en 1420. Estos primeros islarios son el más claro reflejo del “tiempo de las islas” según la expresión de Frank Lestringant. El tiempo de las islas se corresponde con un mundo inestable, fragmentado, el que se inicia con los grandes descubrimientos, y los islarios han sabido mostrarlo de una manera excepcional, reflejando la curiosidad del hombre renacentista por estos mundos cerrados o microcosmos.

En cuanto al Theatrum Orbis Terrarum de Abraham Ortelius, constituye el primer atlas de geografía moderno, muestra otro tiempo donde el mundo es un teatro desde el que, mediante la Geografía, podemos conocer la historia. En apenas un siglo se ha pasado del tiempo de las islas al tiempo del mundo, de los islarios al atlas.

La tesis de Pablo Jarauta es una especie de viaje que nos va llevando de un tiempo a otro, a partir de los diferentes actores de la historia que han colaborado en la formación de diversas representaciones del mundo: coleccionistas, cartógrafos, humanistas, viajeros, políticos, grabadores… Pero es también un juego de espejos en que se reflejan mutuamente la fábula y la figura, el relato y el mapa, la escritura y la imagen, el humanismo y la cartografía.

En este recorrido, se trata de conectar la historia de la cartografía y la historia del pensamiento utópico, pues los mapas y las utopías tienen en común el hecho de representar e imaginar espacios. En el siglo XVI se multiplican estos juegos de espacios, pues la cartografía se va ampliando y transformando en un mundo que ve ampliados sus límites al ritmo de los grandes descubrimientos y los viajes exploratorios. La utopía moderna nace en este tiempo insular de principios del siglo XVI, con la Utopía (1516) de Tomás Moro. El relato de Moro sobre la isla de Utopía despliega una representación literaria o humanística del mundo que coincide con la de los islarios y portulanos, y da inicio a todo el pensamiento utópico moderno.

En cuanto al tribunal encargado de evaluar la tesis, formaron parte del mismo el filólogo e historiador Carlo Ossola como presidente, el filósofo Eduardo Bello Reguera como secretario, y el historiador Juan Pimentel Igea, el filósofo Javier Moscoso Sarabia y el filósofo Isidoro Reguera Pérez como vocales. La composición interdisciplinar e internacional de este tribunal respondía a la temática de la tesis y al hecho de que Pablo Jarauta Bernal aspiraba a obtener el Doctorado Europeo.

Las intervenciones de los miembros del tribunal fueron muy extensas y rigurosas, y en ellas abundaron tanto los elogios como las críticas y las sugerencias de mejora.

Comenzando por las críticas, algunos miembros del tribunal echaron de menos que no se hubiese estudiado la conexión de la Utopía de Moro con el pensamiento político de la época, ni los efectos totalitarios de las utopías modernas, y otros echaron de menos que no se hubiese estudiado la conexión de la cartografía con la revolución científica y con la formación de los Estados modernos. A todo ello respondió Pablo recordando que su interés había sido más bien rastrear el imaginario cultural de los mapas, como marco histórico en el que inscribir la isla imaginaria de Utopia.

En cuanto a los elogios, por un lado, se valoró la buena redacción de la tesis, su excelente estilo literario, su capacidad para vincular la filosofía y la literatura, más aún, su habilidad para pensar la utopía sin instalarse en ella, pero también sin alejarse de ella, sino manteniendo una cierta distancia, a un tiempo esperanzada y crítica.

Por otro lado, se valoró su riquísima y muy variada documentación, su inscripción en la llamada “historia cultural”, en un sentido muy amplio, que abarca desde la escuela de los Annales y la obra de Michel Foucault hasta el “giro icónico” y el “giro espacial” del pensamiento contemporáneo. En este sentido, se dijo, la tesis no es sólo una obra historiográfica, sino también filosófica, pues se mueve en la dirección de una “filosofía cartográfica”, capaz de pensar no sólo el pasado sino también el presente. Como ejemplo de esta utilidad para el presente, Pablo aludió al “archipiélago” de islotes en el que Israel ha convertido a la Cisjordania ocupada, como una estrategia deliberada de fragmentación y de obstrucción de la posible creación de un Estado palestino.

La sesión terminó casi a las cuatro de la tarde. Y el tribunal resolvió conceder a Pablo Jarauta Bernal la máxima calificación (Sobresaliente cum laude por unanimidad), lo que le ha permitido obtener muy merecidamente el Doctorado Europeo por la Universidad de Murcia.

Poco después, la treintena de asistentes al acto lo celebramos en un restaurante cercano, donde pudimos seguir conversando amigablemente.

Terminaré mencionando una curiosa circunstancia: en 1984, yo leí mi tesis de doctorado en este misma universidad, sobre el mismo período histórico (De la guerra a la ciencia. Un estudio de los tratados militares medievales y renacentistas, publicada luego parcialmente como La fuerza de la razón. Guerra, Estado y ciencia en los tratados militares del Renacimiento, de Maquiavelo a Galileo), y el director de la tesis fue Francisco Jarauta Marión, padre de Pablo Jarauta Bernal. De modo que ahora, veintiséis años después, al dirigir la tesis de Pablo Jarauta, yo he actuado como una especie de puente o eslabón intelectual entre el padre y el hijo.

Última actualización: julio_2010 12/07/2010 14:18


El pasado 30 de junio, a las 5 de la tarde, en el Salón de Grados de la Facultad de Filosofía de la Universidad de Murcia, se inició la lectura pública de la tesis doctoral titulada La biopolítica en la España franquista, realizada por Salvador Cayuela Sánchez y dirigida por mí.

Salvador Cayuela cursó estudios de Filosofía en la Facultad de Filosofía de la Universidad de Murcia y en la Universidad de Lieja (Bélgica), entre 1999 y 2004, y fue uno de mis alumnos más brillantes. Posteriormente, de 2004 a 2007, cursó el Programa de Doctorado “España y Europa: historia intelectual de un diálogo”, coordinado por mí, y obtuvo la máxima calificación tanto en el período formativo como en el trabajo final de investigación, titulado Historia de la gubernamentalidad. Una genealogía de las formas de gobierno, lo que le permitió obtener el Diploma de Estudios Avanzados (DEA) y matricular su tesis de doctorado en el Departamento de Filosofía de la UMU.

Dentro del citado Programa de Doctorado, el profesor de la Universidad de Cádiz Francisco Vázquez García y yo impartimos durante dos años consecutivos, 2005 y 2006, un curso titulado “Nacimiento de la biopolítíca en España”. Este curso resultó doblemente fructífero, pues por un lado llevó a Francisco Vázquez a escribir su libro La invención del racismo. Nacimiento de la biopolítica en España, 1600-1940 (Madrid, Akal, 2009), y por otro lado llevó a Salvador Cayuela, alumno de ese curso, a proyectar la elaboración de una tesis sobre la biopolítica en la España franquista.

Entre 2006 y 2010, Salvador Cayuela ha disfrutado de una beca de investigación FPU, lo que le ha permitido realizar dos estancias externas, una en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense de Madrid, y otra en el Centre de Sociologie Européenne, dependiente de la École des Hautes en Sciences Sociales (EHESS) de París. Además, ha presentado comunicaciones en varios congresos nacionales e internacionales, ha publicado varios artículos en revistas especializadas, ha co-organizado el XLVII Congreso de Filosofía Joven, y sobre todo ha elaborado su tesis de doctorado La biopolítica en la España franquista.

La tesis es un extenso y riguroso trabajo de 542 páginas, en el que Salvador Cayuela ha llevado a cabo una investigación original sobre la “gubernamentalidad franquista”, a partir de la metodología historiográfica de Michel Foucault. Se ha centrado especialmente en los aspectos “biopolíticos” de este tipo de gubernamentalidad, y al mismo tiempo ha precisado las afinidades y diferencias del régimen franquista con otros regímenes fascistas o totalitarios, como el alemán y el italiano.

A partir del triángulo formado por la “soberanía”, los “dispositivos disciplinarios” (orientados al control del cuerpo individual) y los “mecanismos reguladores” o “dispositivos de seguridad” (destinados a regular los procesos biológicos del conjunto de la población), el autor ha analizado todo el período del franquismo (1939-1975), aunque lo ha dividido en dos etapas diferenciadas: 1939-1959 y 1959-1975. En ambas etapas, ha analizado de manera pormenorizada tres grandes ámbitos de la gubernamentalidad franquista (el económico, el médico-social y el ideológico) y ha identificado el tipo de subjetividad modelada por este régimen biopolítico: el homo patiens.

Esta tesis es un excelente trabajo de investigación, que destaca por varios motivos: su originalidad temática, su metodología interdisciplinar, su amplia y actualizada base documental, su sólida estructura cronológica y argumental, y, como consecuencia de todo ello, su valiosa aportación a la historia de España y a los actuales debates históricos, políticos y filosóficos sobre los fenómenos de la biopolítica y del totalitarismo.

En cuanto al tribunal encargado de evaluar la tesis de Cayuela, formaron parte del mismo el filósofo Miguel Morey Farré como presidente, la historiadora Encarna Nicolás Marín como secretaria, y el historiador Patrice Pinel, el sociólogo Fernando Álvarez-Uría Rico y el filósofo y sociólogo José Luis Moreno Pestaña como vocales. La composición interdisciplinar e internacional de este tribunal respondía a la temática de la tesis y al hecho de que Salvador Cayuela aspiraba a obtener el Doctorado Europeo.

Las intervenciones de los miembros del tribunal fueron muy extensas y rigurosas, y en ellas abundaron tanto los elogios como las críticas y las sugerencias de mejora. Estas intervenciones podrían resumirse con las palabras finales de Miguel Morey, que confesó haber estado en pocos tribunales con un nivel tan alto de discusión: primero, la felicitación al autor de la tesis por el rigor intelectual y el impulso moral de su trabajo; segundo, el cuestionamiento de que todos los temas tratados en la tesis pudieran subsumirse bajo el concepto foucaultiano de biopolítica; y tercero, la constatación de una cierta descompensación entre el archivo y la biblioteca, es decir, entre las escasas fuentes primarias y la abundante literatura secundaria, debido sin duda a la amplitud del período tratado (1939-1975) y de los temas analizados (económicos, laborales, sociales, sanitarios, culturales, educativos, etc.).

La sesión terminó casi a las nueve de la noche. Y el tribunal resolvió conceder a Salvador Cayuela Sánchez la máxima calificación (Sobresaliente cum laude por unanimidad), lo que le ha permitido obtener muy merecidamente el Doctorado Europeo por la Universidad de Murcia. Una vez concluido el acto académico, nos fuimos a cenar y a charlar en un acogedor restaurante de Murcia.

Para mí fue un acontecimiento muy emotivo, un verdadero rito de paso académico y personal, pues en todos estos años, desde su época de estudiante hasta su flamante doctorado europeo, he visto cómo Salvador Cayuela ha ido madurando no sólo intelectualmente sino también moralmente, y la relación entre nosotros también ha ido creciendo, transformándose poco a poco de una relación entre profesor y alumno a una relación entre dos buenos amigos.

Pocos días después, apareció una breve crónica periodística sobre los principales resultados de este trabajo de doctorado, y especialmente sobre la tesis del homo patiens, como la más sombría herencia que el franquismo ha legado a la democracia española. La crónica fue difundida el 8 de julio por las agencias EFE y Europa Press, y recogida por numerosos diarios en papel y medios digitales: ABC, La Verdad, La Opinión de Murcia, 20minutos, Federación Estatal de Foros por la Memoria, etc.

Posdata: A partir del 23 de febrero de 2011, trigésimo aniversario del intento de golpe militar protagonizado por los últimos militares franquistas, la tesis de Salvador Cayuela Sánchez podrá ser consultada íntegramente en la edición digital realizada por Tesis Doctorales en Red (TDR).

Salvador Cayuela publicó una versión revisada y actualizada de la tesis con el título Por la grandeza de la patria. La biopolítica en la España de Franco, con un prólogo de Antonio Campillo (Madrid, FCE, 2014).

Última actualización: julio_2010 2021/11/06 10:57


El 2 de junio de 2010, se celebraron elecciones para renovar el decanato de la Facultad de Filosofía de la Universidad de Murcia. El Decano saliente, José Lorite Mena, había ejercido su cargo con mucho acierto durante doce años y ya no podía (ni quería) presentarse a un nuevo mandato, así que había llegado el momento del relevo.

Estos últimos doce años han sido muy positivos para nuestra Facultad, y creo que José Lorite Mena ha contribuido a ello con su buen hacer como Decano, pues ha sabido defender y representar los intereses de la Facultad de Filosofía, tanto en el marco de la Universidad de Murcia como en el marco más amplio de las Facultades de Filosofía españolas.

En principio, no formaba parte de mis planes suceder a José Lorite en el decanato. De hecho, había pedido a mi universidad un permiso sabático para el curso 2009-2010 y me había trasladado al Instituto de Filosofía de Madrid, integrado en el Centro de Ciencias Humanas y Sociales del CSIC, porque tenía intención de dedicarme a estudiar y a escribir durante todo este curso. Tras los muchos años que había dedicado a la secretaría y posteriormente a la dirección del Departamento de Filosofía, así como a la coordinación del Programa de Doctorado y de uno de los Másteres ofertados por la Facultad, y tras presidir la Comisión redactora del nuevo Grado en Filosofía, creía que mis labores de gestión habían concluido definitivamente.

Sin embargo, varios compañeros de la Facultad (comenzando por el propio José Lorite Mena) me convencieron para que me presentase al cargo de Decano, y lo hicieron con dos argumentos: la necesidad de que hubiera un amplio grado de colaboración entre el profesorado de la Facultad ante los difíciles tiempos que se nos avecinan, y el hecho de que yo contase con la confianza de la mayoría de mis compañeros para coordinar esa necesaria colaboración. Podía haberme negado a aceptar la propuesta, pero no me sentí capaz de lavarme las manos, porque lo cierto es que me importa, y mucho, el futuro de la Facultad en la que llevo trabajando desde hace treinta años.

A última hora, se presentó de forma inesperada un segundo candidato: mi compañero Patricio Peñalver Gómez, que ya fue Decano entre 1994 y 1998. Aunque contaba con poco apoyo entre el profesorado de la Facultad, logró una verdadera proeza: sumar los votos del sector más conservador del profesorado (con un discurso injustamente descalificador hacia el equipo saliente, hacia mí mismo y hacia los miembros de mi equipo), y los votos de los representantes estudiantiles de los primeros cursos (con un discurso demagógico y engañoso en el que prometía acabar de un plumazo con todos los males del llamado Proceso de Bolonia). Su estrategia no era, pues, la de la colaboración sino más bien la de la confrontación, y eso en una Facultad que es la más pequeña de la Universidad de Murcia. Una estrategia, en mi opinión, destructiva con respecto a todo lo conseguido hasta ahora y suicida con respecto al incierto futuro de la Facultad. Finalmente, con una diferencia de dos votos, la Junta de Facultad eligió al equipo decanal encabezado por mí, gracias al apoyo mayoritario del profesorado y del personal de administración y servicios, y a la ausencia, la abstención o el voto afirmativo de varios representantes estudiantiles de los cursos superiores.

En mi equipo decanal, he querido incorporar a profesores jóvenes, profesionalmente muy competentes y pertenecientes a las cinco áreas que integran el Departamento de Filosofía. Se trata de los profesores siguientes: María José Alcaraz León (Secretaria), del Área de Estética; Ángel García Rodríguez (Vicedecano de Ordenación Académica), del Área de Lógica y Filosofía de la Ciencia; Emilio Martínez Navarro (Vicedecano de Calidad y Postgrado), del Área de Filosofía Moral; y Klaus Johannes Schriewer (Vicedecano de Relaciones Internacionales y Alumnado), del Área de Antropología Social. En cuanto a mí, pertenezco al Área de Filosofía.

Los cinco miembros de este equipo nos hemos presentado a las elecciones con un amplio y detallado Programa de Actuación, que incluye un breve balance histórico de la Facultad, un análisis de los retos que nos plantea la situación actual y un listado de compromisos en el que se incluyen 8 objetivos generales y 58 actuaciones concretas.

Fuimos nombrados por el Rector, José Antonio Cobacho, el 9 de junio, y tomamos posesión en un acto oficial celebrado en el Salón de Actos de la Facultad, el 29 de ese mismo mes. A este acto asistieron el Rector y el Secretario General de la Universidad, casi todos los vicerrectores, varios decanos y numerosos profesores, becarios, estudiantes, personal de administración y servicios, familiares y amigos.

A partir de ahora, se ha iniciado una nueva etapa en mi vida académica. Para los próximos cuatro años, que van a ser muy difíciles para la universidad española, y especialmente para los estudios humanísticos, me he propuesto como principal objetivo de mi decanato la preservación, la consolidación y la mejora de la Facultad de Filosofía y de sus diferentes titulaciones de Grado y de Máster.

Con motivo de mi toma de posesión, el periodista Manuel Madrid me hizo una entrevista que apareció publicada el 30 de junio en el diario La Opinión de Murcia.

Última actualización: julio_2010 05/07/2010 23:35

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