Noviembre de 2010

Este año se conmemora el centenario del nacimiento del poeta Miguel Hernández (1910-1942), que nació en Orihuela, luchó en defensa de la II República, sufrió la represión del régimen franquista y murió a la edad de 31 años en una cárcel de Alicante, en la que compartió celda con el dramaturgo Antonio Buero Vallejo, autor del retrato más conocido del poeta oriolano.

Quiero dedicarle aquí un pequeño homenaje, por tres razones complementarias. En primer lugar, porque fue uno de los primeros poetas que leí en mi adolescencia y también uno de los que más me conmovieron. Desde entonces, lo he releído una y otra vez en el curso de los años.

En segundo lugar, porque nació, amó, luchó, sufrió y murió a muy pocos kilómetros de donde yo mismo he nacido, estudiado y vivido: él nació en Orihuela, en la ladera este de la Sierra del mismo nombre, y yo en Santomera, en la ladera oeste de esa misma Sierra, pero ambos nos hemos criado entre sus áridos riscos y las frondosas acequias de la Vega Baja del Segura; él estudió con los jesuitas de Santo Domingo de Orihuela y yo estudié con esos mismos jesuitas cuando se trasladaron a Alicante y crearon el Colegio de la Inmaculada; en fin, él murió en una cárcel de Alicante y yo pasé seis años en esa ciudad, sometido al duro régimen del internado de un colegio católico.

En tercer lugar, porque Miguel Hernández es uno de los miles y millones de españoles que lucharon por la defensa de la II República y sufrieron la violenta represión del régimen franquista. Considero que es un deber inexcusable de la democracia española rescatar del olvido a todas esas personas que encarnaron en su propia vida lo mejor de la cultura española: la libertad, la creatividad, la justicia, el coraje y la alegría.

Todavía hoy, los herederos del franquismo siguen tratando de impedir que se conozcan sus atrocidades y que se recupere por fin la memoria de cuantos las padecieron, como esos miles y miles de cadáveres que yacen todavía en fosas comunes esparcidas por toda España.

Todavía hoy, sigue librándose la batalla entre el franquismo y el antifranquismo, como lo prueba el juicio abierto por el Tribunal Supremo al juez Baltasar Garzón, precisamente por haberse atrevido a investigar los crímenes franquistas a petición de las víctimas y de sus familiares. Este juicio a Garzón es completamente inaceptable y revela las graves insuficiencias de la transición democrática española. No puede haber un futuro digno para la democracia española si no es capaz de rescatar, preservar y conmemorar abiertamente la memoria de todo cuanto significó la II República, la Guerra Civil, el régimen franquista y el exilio republicano en la historia de nuestro país.

Por todas estas razones, quiero dedicar un pequeño homenaje al poeta Miguel Hernández en el centenario de su nacimiento. Me limitaré a reproducir aquí uno de sus últimos poemas, recogido en el póstumo e inacabado Cancionero y romancero de ausencias:

SONREÍR CON LA ALEGRE TRISTEZA DEL OLIVO

Sonreír con la alegre tristeza del olivo.
Esperar. No cansarse de esperar la alegría.
Sonriamos. Doremos la luz de cada día
En esta alegre y triste vanidad del ser vivo.

Me siento cada día más libre y más cautivo
en toda esta sonrisa tan clara y tan sombría.
Cruzan las tempestades sobre tu boca fría
como la mía que aún es un soplo estivo.

Una sonrisa se alza sobre el abismo: crece
como un abismo trémulo, pero valiente en alas.
Un sonrisa eleva calientemente el vuelo.

Diurna, firme, arriba, no baja, no anochece.
Todo lo desafías, amor: todo lo escalas.
Con sonrisa te fuiste de la tierra y del cielo.

Última actualización: noviembre_2010 13/11/2010 13:34


En este cuaderno de notas, concretamente en Septiembre de 2009 y en Febrero de 2010, ya me he ocupado por extenso del último seminario impartido por Jacques Derrida antes de su muerte (ocurrida el 8 de octubre de 2004), en la École des Hautes Études en Sciences Sociales (EHESS) de Paris.

Se trata de un seminario impartido durante los cursos 2001-2002 y 2002-2003, y editado en sendos volúmenes por la editorial francesa Galilée: Seminaire La bête et le souverain. Volume I (2001-2002) (ed. de Michel Lisse, Marie-Louise Mallet y Ginette Michaud, París, Galilée, 2008, 470 p.) y Seminaire La bête et le souverain. Volume II (2002-2003) (ed. de Michel Lisse, Marie-Louise Mallet y Ginette Michaud, París, Galilée, 2010, 408 p.).

Pues bien, ahora debo celebrar que la editorial argentina Manantial haya publicado el primero de los dos volúmenes, en una magnífica traducción de Cristina de Peretti y Delmiro Rocha, dos miembros del Grupo Decontra, un colectivo que desde hace años se ocupa de la Deconstrucción en la UNED de Madrid: Seminario La bestia y el soberano. Volumen I (2001-2001), edición establecida por Michel Lisse, Marie-Louise Mallet y Ginette Michaud, traducción de Cristina de Peretti y Delmiro Rocha, Manantial, colección Bordes, Buenos Aires, 2010, 410 p.).

Esperemos que esta editorial argentina publique muy pronto el segundo volumen, como primer paso para la traducción al español de todos los seminarios de Derrida que previsiblemente serán publicados en los próximos años, gracias al ambicioso proyecto de investigación en el que ya está trabajando el grupo dirigido por Ginette Michaud.

Última actualización: noviembre_2010 13/11/2010 12:30


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